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En el norte de Siria surge un pueblo hecho por y para mujeres

Se construyó en la región autónoma kurda y se inaugura mañana, fecha instituida por la ONU de lucha contra la violencia a la mujer.
SÁBADO 24 DE NOVIEMBRE DE 2018

Un nuevo pueblo construido por y para mujeres será inaugurado mañana en la federación autónoma kurda de Rojava, en el noreste de Siria. Es un proyecto único en Oriente Medio, que pretende dar refugio a las víctimas de la guerra y la violencia. La fundación del pueblo de Jinwar —que en kurdo significa "lugar de mujeres"— coincidirá con el Día Internacional de la Eliminación dea la Violencia contra la Mujer.

La construcción de la aldea de las mujeres, Jinwar, está casi terminada. Son 30 casas, una cocina común, una escuela, un centro de salud natural, un centro de reunión para el consejo local, una tienda, una panadería, una piscina y un lugar de almacenamiento. Todo será inaugurado mañana, Día Mundial contra la Violencia a la Mujer. En la aldea, que comenzó a construirse en el norte de Siria en 2016, las casas son de diferentes tamaños y todas cuentan con varias habitaciones, una sala de estar, la cocina y un baño. Las casas se construyen de una manera ecológica, con paredes de adobe y vigas de madera, informa el portal Kurdistán en América Latina (http://kurdistanamericalatina.org).

Jinwar tiene un concepto en el cual la ecología y la vida libre son unas de sus bases principales. El proyecto está impulsado por el Kongreya Star, la principal organización de mujeres del norte de Siria. En la población residen actualmente ocho familias, compuestas en su mayoría por viudas de la guerra que desde 2011 sufre Siria, informó la agencia de noticias sirio-kurda Hawar. "Vine a vivir aquí con mis 10 hijos porque la vida es difícil para nosotros. No puedo hacerme cargo y no quiero sentirme culpable por no poder ayudarlos", explicó Badria Darwish, cuyo esposo murió luchando contra el Estado Islámico (EI o Isis).

Ubicado a tan sólo unos kilómetros de los lugares donde los islamistas decapitaban a sus víctimas, Jinwar pretende ser una aldea "de paz, amor y convivencia sin el dominio del hombre", según los organizadores del proyecto. Esta iniciativa pionera en la región surgió hace dos años gracias al trabajo colectivo de decenas de organizaciones de defensa de los derechos de la mujer, la administración autónoma kurda de Rojava y agrupaciones feministas.

Las ex milicianas

Las mujeres del Kurdistán sirio, famosas en el mundo por integrar las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), una de las fuerzas militares que combatieron con gran eficacia al Estado Islámico en el norte de Siria, luchan ahora por continuar su revolución fuera del campo de batalla. Se hicieron famosas en el frente de Kobani, ciudad que junto con las demás fuerzas kurdas lograron mantener libre del Isis en una épica batalla. Los combates duraron más de seis meses, entre septiembre de 2014 y marzo de 2015.

"La idea era construir un pueblo en el que las mujeres puedan vivir juntas libremente, de forma comunitaria y cercana a la naturaleza. Un lugar en el que las mujeres puedan desarrollar su propia economía y organizar su vida en de manera libre y autónoma", dijo Nojeen, una voluntaria alemana, citada por la radio Voice of America.

La aldea se construyó en forma triangular con materiales ecológicos y está compuesta por 30 casas, una escuela, una clínica, un parque y hasta un pequeño museo. Además, el proyecto prevé la construcción de un dispensario, una cocina comunal, una librería, una verdulería, una panadería y hasta un hospital, todos ellos gestionados por las habitantes.

"Las mujeres en Jinwar recibirán cursos de formación. Trabajarán en el campo, prepararán medicamentos con hierbas naturales, educarán a los niños en la escuela y vigilarán el pueblo por la noche", indicó Rumet, una de las residentes.

Basada en los principios de la auto-sustentabilidad, la aldea será alimentada por energías renovables y su economía dependerá de la producción y el trabajo de sus habitantes. Para ello, Jinwar cuenta con más de 400 árboles frutales, campos de cereales y una granja para la cría de animales.

Mujeres de todas las etnias y nacionalidades están invitadas a emprender una nueva vida junto a sus hijos en este refugio situado en el corazón del Kurdistán sirio, donde los hombres son bienvenidos, pero sólo como visitantes. Si el proyecto tiene éxito, los organizadores pretenden construir poblaciones similares en el resto de la región.

La igualdad entre hombres y mujeres es uno de los pilares del sistema político de la federación autónoma kurda de Rojava, proclamada en marzo de 2016 por representantes de partidos kurdos, árabes, asirios y turcomanos. La sociedad kurda, que padece la falta de un Estado nacional, se distingue por dar un trato mucho más igualitario a la mujer que las otras etnias y naciones de Medio Oriente, en las que el sometimiento es total.

La región, cuya autonomía no es reconocida por el dictador sirio Bashar Assad ni Turquía, está basada en un modelo de democracia directa y es administrada por una serie de asambleas populares bajo el Comité Supremo Kurdo. Existe una segunda región autónoma kurda en Irak, que surgió gracias al decisivo apoyo de Estados Unidos. También la batalla de Kobani fue vencida en gran medida por el apoyo aéreo de Estados Unidos. El Kurdistán se encuentra repartido entre Turquía, Irak, Irán y Siria.

Fuente: La Capital 


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