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La presa denunciada por Nahir Galarza dio su versión de los hechos

Ludmila Soto, la interna a la que la joven oriunda de Gualeguaychú denunció por acoso sexual, reveló qué pasó entre ellas. También se refirió a las amenazas de muerte a Bordeira y el consumo de drogas en el penal.
VIERNES 05 DE ABRIL DE 2019

Ludmila Natalí Soto, permanece alojada en la Unidad Penal Nº6 de Mujeres de Paraná, condenada, junto a otros policías, a ocho años por torturar a dos menores en 2012 en Rosario del Tala. 

Desde el penal, la interna que compartía pabellón con Nahir Galarza, reveló a Códigos, el programa que se emite por Elonce TV, qué pasó entre ellas después que la joven oriunda de Gualeguaychú la denunciara por acoso sexual.

"Hace cuatro años que estoy en pareja con una chica, como cualquier otra chica, porque hoy día..", indicó la policía.

La denuncia le valió una orden judicial que le impide hablar de Galarza. Y en ese sentido, sólo pudo negar la acusación de "forzar psicológicamente a otra interna".

Lo que no le imposibilitó ratificar que, en el interior de la cárcel, hubo intenciones de acabar con la vida a Griselda Bordeira, la ex policía y funcionaria municipal.

Se recordará que en una carta que elevó a las autoridades del Servicio Penitenciario, Soto, no solo negó las acusaciones en su contra, sino que además pidió que la cambien de pabellón, argumentando que, "Galarza mencionó la intención de atentar contra la humanidad de Bordeira. Que iba a ahorcarla con una toalla una de esas noches, y que tenía varias alternativas para terminar con su vida".

"Por una cuestión de que fui funcionaria, y juré, no pude dejarlo pasar. Se dejó asentado en actas en el Servicio Penitenciario, en mi legajo, como corresponde, pero no se judicializó", explicó Soto.

Soto confirmó que llegaron a sus oídos, los comentarios sobre las supuestas intenciones de la joven oriunda de Gualeguaychú de atentar contra la vida de Bordeira. De hecho, en la carta que se dio a conocer, la interna había mencionado, "temo que la interna (por Galazar) se autolesione, ya que en más de una oportunidad mencionó su intención de golpearse por consejo de su padre, y responsabilizar a Bordeira, ya que habían tomado conocimiento de la denuncia en su contra. Hoy tras la medida de restricción me genera una preocupación extrema que lo lleve a la práctica y me responsabilice", señala la nota enviada por Soto.

"Fueron tres meses en los que no podíamos dormir", rememoró la policía de Rosario del Tala, al advertir las "intimidaciones" que sufrió junto a Bordeira y otra interna de apellido Romero, cuando las acusaciones salieron a la luz.



"Hicimos lo que correspondía, la denuncia", remarcó.

"Cumplo con mis deberes y obligaciones, como lo hice siempre al vestir el uniforme azul, y no puedo dejar pasar ciertos hechos que pueden llegar a pasar algo a futuro y después tengamos que lamentar", argumentó, al tiempo que insistió: "Más vale prevenir que lamentarse después", justició la interna.

En la oportunidad, Soto ratificó la presencia de estupefacientes dentro del penal de mujeres de la ciudad de Paraná. Es que Bordeira había acusado a Galarza por la tenencia y consumo de marihuana.

"Temo por mi integridad física y por futuras represalias por la denuncia que consta en acta en esta institución acerca de la compra y consumo de estupefacientes por parte de la interna Galarza", había manifestado en el escrito que fue elevado a las autoridades del penal de mujeres.

"No puedo decir que ocurre la venta, o cómo se realiza, cómo llega a manos del consumidor", explicó Soto, al aclarar que había sido una penitenciaria la que vio la presencia de droga en el pabellón que compartían con la joven condenada por el crimen de su novio.

Finalmente, Soto comentó que tras la huelga de hambre que hicieron junto a Bordeira y otra interna de apellido Romero, "para resguardar nuestra integridad física", lograron la división de pabellones.

"Hoy descanso tranquila, porque nunca estuve aislada en un calabozo. Me encuentro cómodamente, y puedo dormir tranquila", remarcó, al aclarar que Galarza está alojada junto a Lescano y una penitenciaria.

Soto se recibió en 2009 de la Escuela de Suboficiales de la Policía de Entre Ríos, y pasó a desempeñarse en el área de Investigaciones de la Departamental de Rosario del Tala. Pero una denuncia de dos menores de edad por torturas y vejámenes le valió una condena de ocho años de cárcel.

"Tengo fe en que se va a revertir la causa por la que estoy acá", remarcó al respecto. 

Fuente: El Once

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