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En medio de la caída de su imagen, Bolsonaro destituyó a su secretario de Gobierno

Se trata del general Carlos Alberto dos Santos Cruz, el tercer ministro que deja el Ejecutivo brasileño y el primero del ala militar quien quedó en medio de la crisis por las filtraciones del Lava Jato
VIERNES 14 DE JUNIO DE 2019

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, destituyó ayer jueves, al ministro Carlos Alberto dos Santos Cruz, hasta ahora al frente de la Secretaría de Gobierno. 

General en la reserva, Santos Cruz lideró misiones de la ONU en Haití y Congo, y se convierte ahora en el tercer ministro que deja el Ejecutivo en seis meses y el primero del ala militar, la más próxima del presidente ultraderechista. 

Como secretario de Gobierno era el responsable de la comunicación del Ejecutivo. Santos Cruz será remplazado por otro general, Luiz Ramos Baptista Pereira, hasta hoy responsable del comando del Ejército de la región sureste de Brasil. 

Con este cambio de cartas, Bolsonaro mantiene a siete ministros que pertenecían a las Fuerzas Armadas en el Ejecutivo. La salida de Santos Cruz ha sorprendido a los brasileños cuando aún tratan de asimilar el escándalo revelado el último domingo por una serie de informaciones publicadas por The Intercept que señalan a otro ministro de primera línea, Sérgio Moro, ex juez del caso Lava Jato.

Tras varios días de silencio, el mandatario defendió este martes públicamente a su titular de Justicia, que ha estado en el centro de la polémica tras los mensajes filtrados por la publicación digital, que lo sitúan en una posición comprometida por, supuestamente, interferir directamente en las acusaciones contra el Partido de los Trabajadores (PT, hoy en la oposición) y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. 

Cuando la situación parecía regresar a la normalidad, llegó el anuncio de la dimisión de Santos Cruz. Desde enero, el oficial ocupaba un cargo estratégico en la Administración brasileña, pero su figura se había visto desgastada tras haber participado en una disputa de poder con Carlos Bolsonaro, hijo del presidente y uno de los que ayudaron en la estrategia en las redes sociales, fundamental en la victoria electoral del ultraderechista. 

El responsable de comunicación del Gobierno tenía una visión distinta de la del hijo del presidente, que compagina su tarea de concejal en Río de Janeiro con el dictado del rumbo de la estrategia virtual de su padre.

 Santos Cruz también confrontó con el escritor Olavo de Carvalho, pensador de cabecera del bolsonarismo y de quien el militar fue blanco de críticas.  En abril, el ya exministro dio una entrevista defendiendo que las redes sociales deberían tener algunas leyes para evitar los excesos.

“Algo tiene que ser hecho con mucho cuidado para que [la red] no se torne una bomba en manos de grupos radicales, de un extremo u otro”, dijo. La idea provocó la furia de Olavo de Carvalho, gurú de Bolsonaro. "¿Controlar Internet, Santos Cruz? Controla tu boca, eres un mierda...". 

El presidente no lo defendió de ese ataque, y hasta lanzó un tuit irónico sobre un eventual control de la red. La paz reinó en los meses siguientes, pero ahora se ve como una mera tregua. Aún se especulan las consecuencias de la dimisión de un ministro más en el Gobierno de Bolsonaro, que pierde apoyo de sus exponentes más moderados y que se decanta por su vertiente más radicalizada.

Una maniobra arriesgada para Bolsonaro, que enfrenta una evaluación negativa de su gestión y que tiene que administrar con sumo cuidado el escándalo del ministro Moro. Las revelaciones del periódico The Intercept Brasil le roban prestigio al ex juez de Lava Jato, que hasta ahora parecía inmune a las críticas. 

Una encuesta hecha esta semana por la empresa Atlas Político sobre un universo de 2.000 personas muestra que la popularidad del titular de Justicia pasó del 60% al 50% en un solo mes. Una caída tremenda en muy poco tiempo, según explica el politólogo Andrei Roman: “Moro siempre sufrió ataques pero nunca había perdido apoyo”. 

Según el sondeo de Atlas, el 58% de los entrevistados ven incorrecto que un juez aconseje y mantenga conversaciones privadas con miembros de la acusación o de la defensa de un reo sin el conocimiento de la otra parte. 

Los diálogos divulgados hasta la fecha por The Intercept -y que no han sido desmentidos por el propio ministro-, revelan intensas conversaciones de Moro con el coordinador de la Lava Jato. Este jueves, Bolsonaro rompió finalmente el silencio para defender a su ministro de Justicia. “Lo que él hizo [en su etapa de juez de Lava Jato] no tiene precio. Mostró las vísceras del poder”, afirmó Bolsonaro al tiempo que trataba a Moro de “héroe de Brasil”. 

La avalancha de cuestionamientos sobre la operación Lava Jato, sin embargo, ha planteado dudas entre los brasileños alrededor de la transparencia en el proceso que llevó Lula a la cárcel hace un año. En abril, el 58% veía justa su pena. Este mes ya son menos del 50%, según Atlas Político.

Los que está en contra de la sentencia que tiene al expresidente entre rejas pasaron, por su parte, del 33% al 38%. Los ataques a Moro tras los reportajes de The Intercept ayudaron también a desmovilizar un poco la tropa virtual cerrada en torno de Bolsonaro. 

“La movilización del centroderecha, que siempre fue fuerte, está desnortada por primera vez en mucho tiempo”, dice Roman. “Hay una defensa feroz de Lava Jato y de Moro, pero es una postura defensiva y no de ataque”, cierra. ((REUTERS/El País)

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