Sin ninguna tregua ni luna de miel alguna este domingo Hernán Lacunza debió reunirse con su antecesor, el huido exministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para conocer la situación “real” de las cuentas públicas y el andar de la economía y del programa con el Fondo. También se juntó con un viejo conocido, el presidente del BCRA, Guido Sandleris, con el quien abordó dos temas claves: el stock de reservas internacionales y la estrategia de intervención en el mercado cambiario.
Claro que antes cruzó datos y opiniones con sus principales funcionarios en la provincia de Buenos Aires. De ese encuentro participaron Damián Bonari (que lo reemplazará en la Provincia), Sebastián Katz (uno de los economistas que más sabe de política monetaria y que acompañó a Lacunza y hoy está en el BCRA), Milagros Gismoni (subsecretaria de Hacienda de la Provincia, y hermana del director y vicesuperintendente de entidades financieras del BCRA, “Paco” Gismondi) y Pedro Rabasa (hoy subsecretario de Finanzas de la Provincia), entre otros. Juan Boselli (a cargo de la Administración de Hacienda) y Hugo Medina (Legal y Técnica) son otros de los técnicos que acompañan a Lacunza y que hoy dirimen su futuro entre Nación y Provincia. La trayectoria de Lacunza consiguió amalgamar equipos con pasado común como la Fundación Capital, el banco canadiense Scotiabank Quilmes y hasta el BCRA. Aunque también se ha nutrido de otros economistas que se desempeñaron en el sector público en los noventa.
Claro que en el interín, el nuevo equipo de Hacienda debe acomodarse a los deseos oficiales de campaña de Cambiemos tendientes a intentar enviar señales a la clase media y baja de mejoras en el poder adquisitivo. En tal sentido Lacunza deberá sentarse primero con el presidente Macri para anoticiarlo sobre posibles cursos de acción y medidas económicas. El tema del dólar, obviamente, no estará para nada ausente. Es más tendrá que esbozar la estrategia, aparentemente, ya consensuada con el BCRA en cuanto a las intervenciones en el mercado cambiario. Acá no hay mucho para salirse del libreto con el Fondo. Solo flexibilizar cierta actitud en caso de alguna disrupción del tipo de cambio. Lo cierto es que, Lacunza, que conoce bien las entrañas del BCRA, ya se fue ayer con una idea acabada del poder de fuego real con que cuenta el ente monetario.
Mientras tanto se viene por delante una nueva licitación de Letes (clave en este contexto) y por otro lado el vencimiento de una operación del BCRA pactada con bancos extranjeros que podría complicar al mercado.