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Kobe, en el club de los distintos

— Diego Vergara

LUNES 27 DE ENERO DE 2020

El pibe que soñó con la NBA, nunca dejó de mirar a sus costados. Kobe Bean Bryant fue el norteamericano más FIBA que todos. La influencia italiana y su respeto por el básquet fuera de la NBA. Amaba a Messi, al Diego y no quiso ser agente de los Lakers.

El menor de los Bryant, dicen, como todo niño, imaginó un estadio lleno y ovacionándolo. No se trata de un ego alto. Kobe siempre al lado de su papa, un ex NBA. Siempre declaró bien, siempre se comportó delante de los medios como uno más. El detalle, en su vida cotidiana, era lo mismo.

Después de su majestad Michael Jordan, no tengo dudas que Kobe ingresa al club de los distintos. Será muy fácil buscar e indagar en lo que dejó este gran jugador dentro de una cancha.

Es cierto que Jerry West fue quien tuvo el ojo clínico y se lo llevó en 1996. Y aquí empieza lo quirúrgico. Este hombre lo saca de un draft que lo tenía en los Hornets de Charlotte. Automáticamente pide un cambio por Vlade Divac, un tremendo pívot yugoslavo que el básquet FIBA vió nacer en varios mundiales y llegó a la NBA.

En ese cambio, empezó su carrera en los Lakers. Perfil bajo, muy profesional y muy bien compañero.  Difícilmente encuentren por google, algún rival que lo insulte, hable mal, o exprese algo en contra de Kobe.

Era de los jugadores que aplaudía el doble o el triple del rival. Era de los jugadores que te levantaba si te caías. “Nunca me aceptó un mate, pero ya sabe de que se trata y le parece bien que no pierda las costumbres de mi país”, dijo Manu Ginóbili.

Era el primero en decir que sí a la Selección de su país. No le importaba el tema contractual, la cuestión económica, era de los pocos junto por ejemplo a Carmelo Anthony, que respetaba el tema selección.

Por eso es distinto, porque fue traspasó la NBA. Se hizo querer, pero no por firmar más o menos autógrafos. Fue respetuoso del público, del ambiente, del básquet FIBA.

¿Porqué hablo de FIBA?, más allá de las publicaciones en redes sociales, no por nada el mundo del básquet en cualquier parte del mundo, habla de sus bondades como persona, el Kobe humano, con la pelota bajo el brazo.

Amó a Messi, estuvieron un día entero conviviendo por un sponsor. Amó a Diego, lo visitó y estuvieron juntos mas de una vez. Eso distingue a los distintos, cuando salen de su zona de confort NBA. No lo hace cualquiera, y no le sale a cualquier jugador.

Admiró a la Selección Argentina de la Generación Dorada. “Nos dieron una lección de básquet. Nos obligaron a cambiar. Son ganadores. Los felicito porque nos enseñaron que hay que trabajar para ser mejores”. Así en palabra más, palabras menos, admiró a los nuestros. “Quería encontrarme con Manu, el jugador más inteligente que enfrenté en mi carrera.”.

Cinco anillos, dos Juegos Olímpicos. Aplaudió a su gente, agradeció y fue un agradecido.

Como toda persona normal, pero de los distintos que dejan huellas.

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