El ex jugador de Colón y combatiente de Malvinas, Luis Alberto Escobedo, habló este jueves con LT9 sobre su participación en la Guerra de Malvinas, su etapa profesional y la reinserción social a 38 años del comienzo del conflicto bélico con Iglaterra.

"Cuando volví se hizo difícil volver a convivir en lo cotidiano. Estuve dos o tres meses sin jugar al fútbol, pero ya una vez insertado se me hizo más fácil por estar rodeado de compañeros y amigos en un ambiente muy cálido. Eso me ayudó muchísmo", sostuvo en comunicación con Hernán Díaz, Stella Córdoba y Juan Manuel Sánchez.

Sobre el momento en el que fueron notificados para combatir en Malvinas, recordó que "eran otros tiempos. No existía la tecnología que hay hoy, casi no hay imágenes de la guerra, no había teléfonos, yo vivía en un barrio muy humilde. Cuando me presenté en el regimiento donde hice el Servicio Militar, no tuve la posibilidad de avisarle a mi familia. Si bien ya estaba jugando en primera no tenía los medios".

"Así como me presenté me dieron el armamento y la ropa, y al otro día a la mañana nos embarcaron en unos aviones desde El Palomar hacia el sur. No hubo tiempo de nada. Me presenté un lunes a la mañana y al otro día partimos. Era todo muy rudimentario. Yo tenía 19 años, había hecho el servicio a los 18", rememoró.

Ante la pregunta sobre cuándo entendió que se trataba efectivamente de una guerra, Escobedo señaló: "Como todos los ciudadanos, nos despertamos a la mañana con que se habían recuperado las Islas. Era una medida total pero nadie sabía las consecuencias. El tema es que cuando nos llamaron cambió el panorama, ni siquiera tomamos conciencia una vez que estuvimos allí".

"Lo que pensábamos era que íbamos, estábamos unos días y se arreglaba pacíficamente y volvíamos. ¿Quién iba a imaginar una guerra? Nadie se imaginaba una guerra", enfatizó.

El exdeportista recordó que estuvo emplazado en la ciudad de Town Hall, en la entrada del puerto. "Era el corredor de los aviones y los helicópteros. Por ahi pasaban los aviones ingleses y bombardeaban. Nosotros dormíamos en el piso como 60 en un lugar tipo gimnasio, el 1° de mayo a eso de las 5 de la mañana nos despierta una antiaérea y las bombas. Miedo, terror, gritos, desesperación hasta que de a poco nos fuimos calmando", sostuvo.

"Ahí fue cuando empezamos a concientizarnos de que iba en serio", agregó.

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