El alma está triste. El corazón del fútbol se desangra lentamente. La pasión se viste de luto. Todos quienes amamos este hermoso deporte sentimos un desgarro inconmensurable que nos estruja el cuerpo. El impacto nos conmueve hasta las vísceras. Toda muerte conlleva una historia cargada de emotividad. Pero la muerte de Diego Maradona es diferente. Es la muerte de un dios futbolero que desparramó alegrías sin fin. Que conmovió a todo un pueblo sin distinciones de clase social. Por eso ella, la que no se mancha, acurrucada en un rincón del vestuario suelta una lágrima y le da su despedida de esta vida terrenal. Ella, que fue el elemento primordial para que la magia de Diego se haya instalado en el mundo se expresa con el sentimiento de un cuero que vive: "Gracias Diego por tratarme como lo hiciste. Recuerdo tus comienzos cuando me alzabas en el entretiempo de los partidos con la capacidad de un eximio equilibrista para entretener a la gente que absorta parecía no creer lo que veía"."Me hiciste sentir una gran dama cuando tiraste un caño perfecto a solo cinco minutos de iniciado tu debut". "Sentí un placer inmenso cuando desparramaste a medio River para que me acaricie la red". 

"Me paseaste ufanaporEspañaypor Italia. Los napolitanos me ven y me veneran por el tratamiento que me diste". "Y por sobre todo me transformaste en reina en aquella apilada de leyenda ante los flemáticos ingleses cuando vos te erigiste en el Rey del Fútbol". "No me arrepiento de haber sido cómplice en tu inmensa picardía de tocarme con la mano para engañar a los piratas". "Y llevo en mi corazón la sublime sentencia que me libera de todos los males: la pelota no se mancha". Nunca nadie me trató como vos lo hiciste Diego. Y será difícil que encuentre un amante tan mágico y cautivante como vos". 

"Eternamente agradecida Diego". El rincón del vestuario se iluminó y las lágrimas se transformaron en sonrisas. Quien si no ella, la pelota para despedir a Diego. Si, ella, que nos hizo vivir un mundo futbolero distinto cuando Diego la enamoró. Y ese amor será eterno. Como sempiterno también será el amor de todo un pueblo que bañó su alma con las infinitas alegrías que el más grande jugador que haya nacido nos dio. Para Diego, un cielo especial. El cielo del agradecimiento. Viva el Rey por siempre...