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Una mujer de 83 años fue herida con cuatro tiros en un ataque a su casa desde un auto en Rosario

La anciana estaba internada en estado reservado. También hirieron a su hijo, que está fuera de peligro.
LUNES 25 DE ENERO DE 2021

Una mujer de 83 años y su hijo de 58 resultaron heridos en un ataque a tiros en la madrugada del sábado, cuando tomaban fresco en la puerta de su casa de Ivanowsky al 100, barrio Tablada. Un auto que pasaba bajó la velocidad y desde adentro gatillaron más de veinte veces. Cuatro disparos dieron en la mujer, quien se encontraba anoche internada en estado reservado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Su hijo fue rozado por una bala en el brazo derecho y está fuera de peligro. En los últimos días hubo casos similares en la zona.

Pasada la una y media de la madrugada Hilda P. estaba con su hijo Luis Alberto N., de 58, sentados alrededor de una mesa en la vereda de la casa cuando en una cuestión de segundos se desató el ataque a balazos. Un auto que pasaba disminuyó la velocidad ante un lomo de burro que hay justo en la puerta de la casa y apenas un instante después gatillaron desde el vehículo en movimiento.   

Según mencionaron testigos a este diario el vehículo era un Volkswagen Gol color negro y con vidrios polarizados. Los balazos traspasaron un auto de la familia que estaba estacionado, otros dieron en la pared de afuera, en la puerta e incluso en muebles dentro de la vivienda.

Fuentes policiales indicaron que Hilda P. fue herida en la zona inguinal, en el pubis, en el muslo y en una rodilla. Al cierre de esta edición estaba en estado reservado. Su hijo tuvo más fortuna y en la tarde del sábado ya se encontraba de regreso con sus familiares en la puerta de la casa atacada. A su alrededor el vecindario continuaba con los movimientos habituales, algunos lavaban sus autos y otros pasaban la tarde de calor bajo alguna sombra. Una imagen que transmitía la idea de cierta naturalización de esta forma de vivir: un día balean una casa, al siguiente la vida continúa.

“Están enloquecidos los guachos, pasan y tiran. Estábamos sentados acá a la una de la mañana, cagados de calor, pasaron y tiraron”, contó Luis Alberto, que tenía su brazo derecho cubierto por un vendaje. Sobre las posibles motivaciones del ataque el hombre prefirió deducir que se había tratado de un error. Una fuente de la investigación, en tanto, apuntó que la mujer baleada es suegra de Guillermo B., un comisario supervisor de la policía provincial.

La dinámica del barrio parece haberse adaptado a la lógica de los tiros. “Te sentás en la vereda y ves un auto medio raro y tenés que estar mirándolo porque no sabés qué va a pasar”, agregó un vecino que acompañaba a Luis Alberto. Más allá de este ataque la preocupación se amplió hacia otros casos ocurridos en los últimos días. Sin ir más lejos la anécdota de los vecinos fue que mientras los peritos policiales contaban los impactos en la vivienda de Ivanowsky al 100 se escucharon disparos a unas pocas cuadras de distancia.

A unos cien metros de ese lugar el miércoles pasado la sección Explosivos de la policía tuvo que desactivar una granada que un joven había arrojado a una casa de Chacabuco al 3900 después de dispararle a la dueña. Un día antes una nena de 12 años había sido baleada a cuatrocientos metros de ahí al quedar en la línea de fuego de un ataque en un pasillo de Ayacucho y Centeno.

Distintos puntos de esa zona de barrio Tablada se han convertido en los más violentos de la ciudad en relación a la cantidad de homicidios de los últimos años. Una nota de este diario publicada hace unos días reveló que desde el 2012 hubo al menos 30 homicidios ocurridos en las zonas de Alem al 4000 y Garibaldi y Patricias Argentinas, todo en un radio de alrededor de doce cuadras.

Hace unos años parte del barrio fue intervenido por el Plan Abre, algunos pasillos fueron abiertos y muchas casas reubicadas. Incluso la vivienda atacada a balazos todavía tiene en su fachada el número que dicho programa provincial le designó para una futura reubicación. Según contó Luis Alberto el hecho de que se abrieran algunos pasillos llevó cierta calma, pero “todavía falta”.

Los vecinos relacionan esta característica del barrio al desarrollo de actividades ilegales y a los problemas que surgen como consecuencia. “Hay por todos lados puntos de venta de droga”, comentó una vecina que estaba con las personas afectadas por el ataque. “Baja el sol y no se puede salir. Yo vivo allá en el pasillo y no se puede salir. Para hacer mandados tenés que salir de día”, agregó. Consultados sobre las motivaciones de este tipo de ataques los vecinos coincidieron en el trasfondo del negocio de las drogas, que ya tiene sus años de desarrollo en el barrio. “Los protagonistas cambian, el sistema es el mismo”, opinó Luis Alberto a la espera de la evolución de su madre.

Fuente: La Capital

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