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Pullaro vs Perotti y el gobierno de la policía

— Gustavo Castro

JUEVES 02 DE SEPTIEMBRE DE 2021

La problemática de la inseguridad en Santa Fe ingresó en el tramo final de la campaña electoral a partir de episodios diversos, pero que tienen todos ellos una base ineludible: para buena parte de los santafesinos y santafesinas, especialmente los que viven en los grandes aglomerados urbanos, la violencia delictiva es un drama cotidiano y está lejos de resolverse.

La impactante movida de la red de vecinales de colgar listones negros en los espacios públicos para denunciar la cruel realidad que se vive en la ciudad capital tuvo una repercusión política inmediata. El gobernador Omar Perotti señaló que “la necesidad de mejorar los temas de seguridad es uno de los grandes desafíos que tiene la provincia. No es una situación que ha comenzado ayer, ni que va a resolverse fácilmente. En muchos años se ha ido generando una bola de nieve que hemos empezado a desarmar pero todavía tiene secuelas muy importantes y hay cosas para mejorar”.

Y luego, en relación al control de la policía, dejó una frase en la que vale la pena detenerse: “claramente hay un camino en la institución: o se hacen las cosas bien o ya se sabe cómo se termina”. Se puede encontrar aquí, al menos en la superficie, un punto de contacto con dichos de dirigentes hipercríticos de la gestión actual, como el actual precandidato a senador de Juntos por el Cambio, Maximiliano Pullaro, quien hace 2 años, cuando era ministro de Seguridad, sentenció: “desde el primer día dijimos que íbamos a separar la paja del trigo y que nunca íbamos a pactar con las mafias criminales o policiales. En los primeros dos años de gestión tuvimos cerca de 300 exoneraciones y destituciones”.

El criterio parece ser el mismo: la depuración constante es necesaria. Claro que las visiones sobre cómo se lleva adelante ese proceso son bien diferentes. El propio Pullaro, quien en estos días tuvo una alta exposición por su testimonio en la causa de Los Monos, disparó contra Perotti: “Creyeron que con un eslogan y dos gritos era suficiente, pero terminaron entregándole el gobierno de la seguridad a la Policía, después de maltratarla verbalmente. El resultado de eso nunca puede ser bueno”.

Como siempre, los datos oficiales suelen aportar elementos de solidez para el análisis, más allá de las declaraciones periodísticas de los interesados en el asunto. En ese sentido, LT9 relevó las exoneraciones de policías dispuestas durante los primeros 20 meses del gobierno actual y del mismo período de las tres administraciones del Frente Progresista, que incluye a la gestión de Pullaro. Los números: Perotti 118, Lifschitz 34, Bonfatti 57 y Binner 20.

Con estas cifras, entonces, es posible afirmar que hubo en esta oportunidad una depuración casi 4 veces mayor que la ejecutada por el dirigente radical, que a su vez fue poco menos que duplicada por su predecesor, siempre comparando similar tramo temporal. Más aún: el presente gobierno justicialista dispuso más exoneraciones que los tres frentistas juntos.

Finalmente, y siempre según estos guarismos, que surgen de la revisión de los decretos gubernamentales correspondientes, conviene analizar el número de 300 destituciones de policías corruptos en los 2 primeros años de Pullaro, de acuerdo a sus propias palabras. Si así fuera, el fallecido gobernador Lifschitz debió haber firmado 266 exoneraciones en los últimos 4 meses de 2017, a razón de más de 2 por día, casi 9 veces lo que rubricó en un año y medio.

Salvo, claro, que se incluyan en la cifra global los retiros obligatorios. Pero sería engañoso: no son sanciones disciplinarias. La matemática hace rato dejó de ser una ciencia exacta.

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