Estamos en vendas. Y es difícil superar este breve período de abstinencia eleccionaria. Hay que ser fuerte y contenerse las ganas de nombrar algún político porque te pueden acusar de romper la venda. Qué cortitas quedaron las tandas publicitarias de la radio. Qué largos se hacen los bloques. Qué grandes son los pasillos de la radio cuando no están llenos de asesores y fotógrafos de celular. Y lo difícil que es conseguir un entrevistado. Pensar que hasta ayer sacaban número para decir lo mismo que el que se había sentado antes. Hasta ayer los canales trabajaban a silla caliente y con discurso de disco rayado y ahora nada. La soledad, llovizna y frío.

¿Hasta cuándo esta calma chicha? Hasta el lunes. No es tanto. Y el lunes ya sabemos, veremos que todos ganan como en la perinola. Recuerden. El que diga “la primera que ganó es la democracia” es el que peor salió; “nosotros ganamos, porque este resultado es la base de una construcción a largo plazo” salió tercero; “no debemos buscar ganadores y perdedores” declara el segundo; pero ojo el que dice “todavía NO ganamos nada” ese es el que ganó.

Después habrá que estar atento a algunas situaciones extrañas que se pueden dar cómo que no te vote ni tu familia. Algo que se da más a menudo de lo que uno piensa, pasa que no se nota porque al candidato lo termina votando su grupo de acólitos (acólitos, no alcohólicos, aunque se puede dar el caso que cumplan con los dos requisitos). Pensemos en los pueblos chicos donde tienen 300 habitantes y 50 son candidatos. Es imposible que a todos los vote toda la familia porque todos son parientes entre ellos. Inclusive se ha dado el caso de aquel candidato a Presidente Comunal que sacó tres votos y en la casa eran cuatro los que votaban. Él, la jermu, y los dos hijos mayores. No saben lo que fueron las discusiones. Primero volaban insultos para todos lados tratando de descubrir quién fue el traidor que no lo votó y “yo no fui, yo no fui”… “¡Alguien miente! –yo te voté – yo te voté” juraban todos hasta que el tipo cayó rendido en el sillón del living en un mar de lágrimas y vino lo peor. La hija más chica le confesó en secreto que ella no lo había votado y más tarde su hijo confesó que votó a otra candidata y hasta la mujer le contó que no lo había votado. Por lo cual decidió… retirarse del partido… y de la política, y casa, y de la familia, y del pueblo.

Pero para no desesperarse con los resultados, para no desesperarse con la abstinencia de campaña y para reflexionar bien el voto los quiero invitar a reflexionar, a meditar. Hagamos una meditación grupal.

Ponemos un poco de música tranqui, relajante. Ponemos los dedos haciendo una O con el pulgar y el dedo mayor. Respiramos hondo. Omm.

Y repasamos mentalmente cuáles son los candidatos, omm

Recordamos las caras de los afiches y… ommm

Nos acordamos de las sonrisas de campaña y… ommm

Nos ponemos en modo Zen. El Zen es la liberación (sería mejor si fuera liberación, pan y trabajo, pero bueh) ommm

“La vida es un viaje, el tiempo es un río”, “Los ojos ciegos bien abiertos”… ommm

Buda es mi maestro, Buda es mi guía, Buda Concejal (no)… Ommm

Nos enyoguizamos. Abramos el tercer ojo antes que nos abran… las urnas. Ooommm.

Recordamos las promesas de campaña y… ooommm. Recordamos los jingles pegadizos y vacíos de contenido y ooommm. Recordamos los tapiales, los columneros  y los pasacalles que ya están rotos y colgando de un hilo y… ooommm. Recordamos que esto recién empieza y sigue hasta noviembre y Ooommmm!!!

Y la re mismísima madre de Osho. No sé ustedes pero a mí no me estaría saliendo esto de relajarme y meditar para tranquilizarme.

Pero sigan intentando porque el domingo hay que ir a votar y tampoco sirve votar por Nadie. Aunque sabemos que nadie te quiere y que nadie es perfecto.