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Interrogantes santafesinos tras la renuncia de Máximo

MIÉRCOLES 02 DE FEBRERO DE 2022

La sonora decisión de Máximo Kirchner de abandonar la presidencia del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos gatilló múltiples movimientos y a la vez abrió nutridos interrogantes en varios intríngulis de la política nacional, con un sensible impacto en Santa Fe. La lectora y el lector sabrán disculpar la ausencia de respuestas a las preguntas que a continuación se expondrán, pero su sola formulación permite explorar los insondables caminos del poder.

Conviene arrancar por el disparador: la renuncia de Máximo Kirchner. Nada menos. Si se hace historia reciente, se va a encontrar un prístino anticipo del mismo protagonista. Cuando se estaban armando las listas para las elecciones del año pasado, la vicepresidenta y su hijo impulsaban como primer candidato a diputado nacional en provincia de Buenos Aires a Santiago Cafiero y le ofrecían la presidencia del bloque. Proponían como reemplazante a Agustín Rossi. Naturalmente, en el albertismo entendían la jugada como un intento por desplazar al actual canciller de la jefatura de Gabinete. Y la respuesta fue la postulación de Victoria Tolosa Paz y el aliento (inicial, al menos) a la aventura interna santafesina del, en aquel entonces, ministro de Defensa. La deriva de esa operación ya es conocida. Con el reciente episodio de la dimisión, la primera pregunta que queda flotando en el aire es: ¿la propuesta kirchnerista era solamente para eyectar a Cafiero o ya en ese momento Máximo estaba incómodo con su lugar?

La sucesión del jefe de La Cámpora en la presidencia de la bancada en favor del santafesino Germán Martínez tiene también su miga. Se podrá decir, no sin razón, que es alguien con experiencia en el manejo de bloque, en tanto trabajó durante largos años al lado de Agustín Rossi como su jefe de gabinete de asesores. Su mano derecha, en criollo. Pero es imposible que Alberto Fernández y Sergio Massa, los decisores en este caso, no hayan evaluado la dura confrontación que mantiene el rossismo con Omar Perotti, que incluyó días atrás el despido de varios funcionarios de ese sector de la administración provincial. De hecho, las crónicas periodísticas coinciden en que ese factor, el del enfrentamiento con su gobernador Sergio Uñac, es lo que hizo que el experimentadísimo José Luis Gioja quedara fuera de carrera. Surge entonces el interrogante: ¿se pensó que la molestia a la Casa Gris iba a ser módica, no importó o fue una factura por el bloqueo del rafaelino -vía acuerdo con Cristina- a la candidatura albertista de Rossi?

Como sea, el rossismo ve la llegada de Martínez a la presidencia de bloque como una resurrección. No es para menos: el fallido intento de derrotar al perottismo y aliados le valió la vuelta al llano a él y a varios de los dirigentes y militantes de su espacio. Es casi unánime la expectativa en ese sector de que Rossi sea el próximo jefe de Gabinete. Algunas publicaciones previas a la detonación de Máximo Kirchner lo daban como inminente reemplazo de Juan Manzur. Quienes no comparten ese optimismo evalúan que Alberto Fernández no querrá escalar un conflicto con el gobernador santafesino y que, sobre todo, no tiene margen para otorgarle ese lugar destacado al mismo sector de la misma provincia que recibió el trofeo de la titularidad de la bancada. La AFI podría ser una opción. La pregunta aquí es: ¿el ascenso de Martínez favorece u obtura el nuevo desembarco de Rossi en la administración nacional?

En cualquier caso, la designación de un rossista en la presidencia del bloque FdT no cayó bien en la Casa Gris. Por el hecho en sí y porque no hubo consulta previa. Aún así, hubo una llamada telefónica de Martínez a Perotti antes de que se anunciara oficialmente su designación. El rosarino cree que fue una buena charla. El rafaelino todavía no dio señales. Como sea, en el perottismo entienden que el nuevo jefe de bancada tiene una capacidad de diálogo diferente a la de Rossi, más allá de su lealtad inconmovible al ex ministro de Defensa. ¿Será el principio de la reconstrucción de los puentes volados en la interna del peronismo santafesino?

Más allá de todas estas preguntas, el interrogante mayor, estructural, es: ¿el acuerdo con el FMI va a tranquilizar la economía y devolverle competitividad al oficialismo o será el reinicio de otro ciclo de ajuste y recesión que en este caso repondrá a Juntos por el Cambio en la Casa Rosada?

Quien tenga certeza en la respuesta que pruebe con el Quini 6.

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