Enviá tu WHATSAPP a la radio

 En vivo

Radio LT9

Internacionales

Francisco: “Toda guerra representa un ultraje a Dios”

El Papa, afirmó, durante la audiencia de este miércoles, que “la paz de Jesús nunca es una paz armada y que la guerra es una traición blasfema al Señor de la Pascua"
MIÉRCOLES 13 DE ABRIL DE 2022

En la audiencia general del miércoles santo, Francisco dedica su catequesis al tema de la paz que trae Jesús, radicalmente diferente de la paz que el mundo quisiera construir por la fuerza y exhorta a ser portadores de la paz de Cristo con las "armas" del Evangelio: la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito al prójimo.

En el día que marca el centro de la Semana Santa, Francisco explicó a los fieles romanos y peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI, que los dos domingos que dan inicio y fin a esta semana - el Domingo de Ramos y el Domingo de Pascua – se caracterizan por “la fiesta que se hace en torno a Jesús”, pero son dos fiestas diferentes.

En la primera, precisa el Pontífice dando inicio a su reflexión, Cristo entra solemnemente en Jerusalén, acogido como el Mesías, portador de “paz y gloria”:

Esta era la paz esperada por esa gente: una paz gloriosa, fruto de una intervención real, la de un mesías poderoso que liberaría Jerusalén de la ocupación de los romanos. Otros, probablemente, soñaban el restablecimiento de una paz social y veían en Jesús el rey ideal, que daría de comer a la multitud con el pan, como ya había hecho, y realizado grandes milagros, llevando así más justicia al mundo.

Pero Jesús nunca habla de esto – puntualiza el Santo Padre – porque “tiene delante de sí una Pascua diferente”. De hecho, elige de entrar en Jerusalén sobre un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre, porque “la forma de hacer de Dios es diferente a la del mundo”. Es así como Cristo lleva la paz en el mundo, a través de la mansedumbre y la docilidad, representadas en ese pollino atado:

La paz que Jesús nos da en Pascua no es la paz que sigue las estrategias del mundo, que cree obtenerla por la fuerza, con las conquistas y con varias formas de imposición. Esta paz, en realidad, es solo un intervalo entre las guerras. La paz del Señor sigue el camino de la mansedumbre y de la cruz: es hacerse cargo de los otros. Cristo, de hecho, ha tomado sobre sí nuestro mal, nuestro pecado y nuestra muerte. Así nos ha liberado. Su paz no es fruto de algún acuerdo, sino que nace del don de sí. Esta paz mansa y valiente, sin embargo, es difícil de acoger. De hecho, la multitud que alababa a Jesús es la misma que unos días después grita “Crucifícale” y, asustada y desilusionada, no mueve un dedo por Él. (Vatican news)

NOTICIAS RELACIONADAS


MAS LEÍDAS

ONDA 9 S.A - 4 de Enero 2153 - (0342) 410 9999 3000 Santa Fe Argentina
Suscribite a nuestro Newsletter