El debate sobre la modificación del huso horario en Argentina vuelve a la agenda legislativa con un proyecto que pretende ajustar los relojes bajo el argumento de ahorro energético.
Sin embargo, en exclusivo por la Nueva Nueve, el ingeniero José Stella, profesor de Políticas Energéticas de la UTN Regional Santa Fe, sostuvo que los datos disponibles indican que los cambios horarios no generan el efecto esperado.
“Si analizamos los últimos estudios realizados en Argentina, el cambio de horario no produjo un ahorro eléctrico significativo. Incluso, en el último análisis entre 2008 y 2009, hubo un incremento marginal del 0,5% en el consumo”, explicó Estela. Según el especialista, el argumento de ahorro energético, que motiva gran parte del proyecto, se basa en estudios aislados que no reflejan el comportamiento real del país.
En este sentido, el experto señaló que modificar el horario implica ajustes en celulares, computadoras, software y medidores de energía, sin un beneficio tangible para los consumidores. “No viene por el cambio de huso horario. La clave está en mejorar la eficiencia de las viviendas: paredes que aíslen mejor, calefones sin piloto, termostatos regulados y un uso racional del aire acondicionado y la estufa”, indicó.
Stella recordó que históricamente Argentina experimentó varios cambios de horario. Desde 1921, se registraron diferentes husos, pero el país permanece mayoritariamente en el GMT-3, mientras que geográficamente correspondía el GMT-4. “Se han realizado cambios entre menos tres y menos cuatro en distintos momentos, pero la complejidad y los inconvenientes logísticos han prevalecido sobre los supuestos beneficios energéticos”, concluyó.
Con este análisis, queda en evidencia que la discusión sobre el horario oficial trasciende el ahorro de energía y toca aspectos de logística, coordinación nacional y hábitos sociales, más que una cuestión estrictamente eléctrica.
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