Un domingo soleado de septiembre de 1985, la entonces adolescente Azucena caminaba por su barrio en Recreo, una localidad al norte de la ciudad de Santa Fe, cuando vivió un episodio que la marcaría para siempre.
Mientras jugaba con amigos, notó una respiración extraña y, al buscar el origen, se encontró con lo impensado: una criatura de aproximadamente 60 centímetros, de color verde fosforescente, con forma humanoide pero postura similar a una rana, que trepaba por un poste de luz.
Según su relato, el ser tenía brazos y piernas largas, dedos como tenedores y orejas redondeadas con puntas. Lo más impactante ocurrió segundos después: al intentar llamar la atención de su amiga, el ser saltó hacia el pasto y, frente a sus ojos, se desintegró.
En el lugar, quedó una marca como si algo hubiera quemado brevemente el césped. Las muestras tomadas por investigadores en ese momento… desaparecieron sin explicación.
Azucena sufrió años de burlas y acoso. Sin embargo, el tiempo pareció darle la razón. Otro vecino declaró haber escuchado jadeos similares a los que ella describió. Incluso una vecina que inicialmente la cuestionó, luego confesó haber tenido una experiencia similar en su propia casa.
El hecho fue rescatado por el programa “Onda Paranormal” que reunió testimonios clave, entre ellos el de Miguel, hermano de Azucena, quien narró cómo vio regresar a su hermana totalmente alterada ese día.
Décadas después, Azucena reconoció a la criatura en un libro especializado sobre tipologías extraterrestres. Su dibujo, presentado al final del programa, muestra con detalle al ser: encorvado, verde brillante, con extremidades alargadas y rasgos no humanos.
Este caso, que pasó inadvertido por los medios en su momento, ha recobrado notoriedad gracias a una nueva generación de investigadores y entusiastas del fenómeno OVNI. El episodio forma parte de una serie documental transmitida por YouTube y TikTok, que ya anticipa próximos capítulos sobre lobizones, La Llorona y otras leyendas argentinas.
