Lo que comenzó como un simple mensaje de WhatsApp entre vecinos rurales terminó convirtiéndose en uno de los misterios más comentados del país. En un campo de Avellaneda, departamento General Obligado, cercano al río Paraná apareció una figura circular de precisión quirúrgica, trazada sobre un trigal que días antes estaba intacto.
Nadie vio luces, nadie escuchó motores, nadie detectó movimiento alguno en una región donde las viviendas están a tan solo 300 metros del sitio del hallazgo. Sin embargo, lo que descubrieron dejó sin palabras incluso a productores con décadas de experiencia.
La primera impresión apuntaba a una moto o algún vehículo liviano atravesando el cultivo. Pero al analizar el lugar de cerca, todo cambió. La marca tenía 40 centímetros de ancho, curvaturas perfectas y un aplastamiento uniforme, como si una única rueda —más ancha que cualquier moto disponible en la zona— hubiera recorrido el dibujo sin desviarse ni un milímetro.
Toda la figura apareció totalmente desgranada, con las plantas dobladas pero intactas… salvo por un detalle escalofriante: no quedó ni una sola semilla, y tampoco estaban en el suelo. No había restos, no había cáscaras, no había señales de haber sido comidas por aves. Era como si algo hubiese “extraído” los granos sin romper la estructura vegetal.
Los productores, expertos en huellas de animales, maquinaria y comportamiento del cultivo, aseguran que ni un tractor, ni motos, ni palomas, ni jabalíes pueden provocar ese efecto.
A 2 kilómetros, otra parcela reveló un segundo dibujo: un lazo o moño, hecho con el mismo tipo de aplastamiento imposible. Y para muchos en la zona, la aparición reavivó un viejo temor: las vacas mutiladas, un fenómeno que desde hace años desconcierta a ganaderos locales. Animales hallados con cortes perfectos, extracción de órganos y sin un solo carroñero tocando los restos. Muchos productores relacionan ambos fenómenos por primera vez.

El misterio crece. Ya se cosechó el trigo del área, pero los productores volverán al sitio tras las próximas lluvias: quieren ver si la tierra reacciona distinto, si la vegetación vuelve con otro tono, o si queda una marca que confirme que lo ocurrido no tiene explicación terrestre.
Y mientras la comunidad científica no aparece, la pregunta se vuelve inevitable: si no fue una máquina, ni una persona, ni un animal… entonces qué fue?





















