En este tipo de delitos no hay personas que se enfrenten cara a cara con el acto violento. Tampoco requiere, para sus ejecutores, de un alto grado de sofisticación, pero el perjuicio es muy grande para los vecinos que se quedan sin el servicio de agua potable y para las empresas de servicios sanitarios un costo de reposición y de reparación para seguir prestando el servicio.
En general, los delincuentes trabajan provistos de unas pocas herramientas, de madrugada, mientras el resto descansa. Los vecinos recién se enteran de que han sido víctimas cuando salen a trabajar por las mañana y se encuentran con sus veredas inundadas.
La modalidad que viene creciendo entre los robos “chatarreros” es la de los medidores de agua, para la venta del bronce del que están hechos.
Cuando el usuario hace el reclamo “lo primero que se atiende es tratar de restituir el servicio, el cual dependiendo de cada caso, puede demorar alrededor de 24 horas. El problema es que se genera una pérdida de agua en al vía pública, que los operarios deben solucionar y que a veces implica hacer reparaciones en la vereda porque al sustraer el medidor dañan la conexión y hay que hacer arreglos en la propia conexión del inmueble”, remarcan desde Aguas Santafesinas.
Desde la empresa expresaron su preocupación por la escalada de robos de medidores de agua que se vienen registrando en el último tiempo. Sostienen que las piezas de los aparatos de medición son vendidas en el mercado negro, ya están las denuncias, las Fiscalías pudo llevar adelante detenciones tanto en Rosario como en Santa Fe, pero la investigación hasta el momento no los ha llevado a encontrar quiénes son los reducidores.