El Concejo Municipal aprobó este viernes e la construcción de la megatorre en Puerto Norte, el rascacielos más alto de la ciudad y el segundo a nivel país, con 200 metros de altura, 60 pisos y un parque público alrededor del mismo.
Fue una sesión maratónica, que derivó en una prórroga, contó con la renuncia de la concejal socialista Verónica Irízar a la comisión de Planeamiento.
La ordenanza que da paso a la realización del rascacielos, contó con 16 votos a favor, 6 en contra y 5 abstenciones, aunque el debate se llevó a cabo en relativos buenos términos y un marco de respeto pese a las diferencias políticas ante tamaño proyecto arquitectónico.
Verónica Irizar, en una jugada teñida de sospechas acerca de su renuncia a la Comisión de Planeamiento, se abstuvo y recordó que el plan de Puerto Norte surgió en la época del intendente Miguel Lifschitz de un concurso público internacional de ideas y luego se fijaron indicadores urbanos en 2008 y 2013 que determinaban distintas zonas con diferentes alturas con un máximo de hasta 130 metros para algunos lugares y agregó que no estaba convencida de la demolición de un silo histórico que hay en el lugar y que tenía protección patrimonial.
El concejal de Ciudad Futura, Juan Monteverde, comenzó señalando que el edificio más alto de Rosario se aprobó en tiempo récord: “ingresó el 5 de octubre y en solo cuatro sesiones lo estamos aprobando. No quiero escuchar más que se diga que el Concejo frena la inversión privada“, sostuvo.
A su vez, chicaneó a quienes se opusieron a la creación de la Empresa Pública de Desarrollo Urbano: “los que no la querían, tres horas después aprueban una megatorrre de lujo para hacer más ricos a los ricos”, cuestionó el edil. Pero la crítica más fuerte giró en torno a la viabilidad arquitectónica: “el proyecto se aprobó sin discusión en la Comisión de Ecología y después nos sacamos fotitos por el Día de la Tierra”.
“¿Hay estudios de sustentabilidad térmica de un edificio de 200 metros, absolutamente vidriado, al cual solo dijeron que se le iba a plantar una enredadera en el frente? No resiste un trabajo práctico de arquitectura“, concluyó Monteverde.