Carlos Díaz, un trabajador ferroviario de Bahía Blanca, vivió una experiencia que lo marcaría para siempre: fue abducido por un OVNI a tan solo 80 metros de su casa, tras una jornada laboral. Según su testimonio, una intensa luz blanca lo envolvió, lo elevó en el aire y lo transportó a una nave comandada por seres “verdes, altos, sin pelo, y con energía en vez de carne”. Sus dos compañeros fueron testigos directos del suceso.
Horas más tarde apareció inexplicablemente en la Ciudad de Buenos Aires, frente a la Casa de la Moneda, sin recordar cómo llegó allí. Rodeado por dos perros agresivos que no lo atacaron, fue llevado a una comisaría donde mostró como prueba el diario que había comprado antes de subir al micro. Donde en ese tiempo era imposible obtener el diario papel a tanto kilómetros a minutos de su publicación.
Carlos fue internado en el Hospital Ferroviario, donde médicos detectaron cambios físicos extraños: órganos alterados, cicatrices sin sutura y un cuerpo inmune a enfermedades desde entonces.
Asegura haber sido estudiado por científicos de Rusia, China, Inglaterra y la NASA, quienes lo consideran un “elegido”.
También relata una segunda experiencia en la que fue trasladado por energía desde Bahía Blanca hasta Neuquén en apenas 12 minutos.
Hoy, a más de 40 años del evento, afirma que el origen de sus captores sería Saturno y lanza una advertencia: “No se lo deseo a nadie. Me arruinaron la vida y estuve 12 años confundido”. Sin embargo, científicos y especialistas del mundo entero siguen investigando su caso.
Según sus fuentes, en 2050 habría una interconexión pública con civilizaciones no humanas. Mientras tanto, Carlos se mantiene abierto a recibir mensajes de personas que creen haber vivido algo similar. “Estoy disponible para ayudar”, dice con una mezcla de resignación y certeza.
