En ataque, Unión muestra una cara muy positiva. El equipo de la Avenida, junto a River, es uno de los más goleadores del certamen, con 15 y 16 tantos respectivamente. Con los 4 goles de Tarragona, los 3 de Estigarribia y otros 3 de Mauricio Martínez, el Tate se convirtió en un rival con enorme capacidad de daño en el área contraria.
Ese poder ofensivo sostiene las ilusiones de los hinchas. Pero en contrapartida, el Rojiblanco perdió consistencia en el fondo y también en la seguridad de su arquero. Desde que Matías Tagliamonte se adueñó del arco en aquella histórica noche en Belo Horizonte contra Cruzeiro, pasaron 12 partidos. En los primeros 6, apenas recibió 2 goles (Lautaro Di Lollo de Boca y Alan Lescano de Argentinos Juniors). Sin embargo, en los últimos 6 compromisos le convirtieron 6 tantos, y acumula ya 3 encuentros consecutivos sin mantener la valla invicta.
Madelón tiene por delante el desafío de recuperar aquella solidez defensiva que marcó el inicio de su ciclo. Porque en un torneo tan parejo como el fútbol argentino, donde los detalles marcan la diferencia, Unión deberá encontrar el justo equilibrio entre su potencia en ataque y la seguridad en el fondo. Solo así la manta, en lugar de quedar corta, podrá abrigar los sueños de grandeza que hoy ilusionan a todo el pueblo Tatengue.