La ausencia de Lionel Messi en el MLS All-Star Game generó repercusiones, pero su decisión tiene una razón clara: preservar su condición física. Con 38 años, el capitán de Inter Miami optó por enfocarse en las competencias oficiales, como la MLS y la Leagues Cup, en lugar de arriesgarse en un evento de exhibición. Su ambición por seguir ganando títulos en Estados Unidos sigue intacta.
En vez de criticar su falta en Austin, el análisis debería centrarse en el apretado calendario del fútbol estadounidense. La Major League Soccer no se detuvo ni durante el Mundial de Clubes ni en la Copa Oro. Por ese motivo, Messi y su equipo afrontaron una carga excesiva: disputaron cuatro encuentros en el Mundial de Clubes, alcanzando los octavos de final, y luego afrontaron partidos postergados del campeonato local.
Previo al certamen internacional, el rosarino completó ocho encuentros entre MLS y Concacaf Champions Cup en apenas un mes. A eso se sumaron los cuatro partidos del torneo internacional y, al regresar, otros cinco en solo 14 días, donde volvió a destacarse con goles y asistencias. Su rendimiento se mantuvo intacto, incluso en medio de un calendario exigente.
Entre el 30 de abril y el 19 de julio, el 10 acumuló 17 partidos completos en tres torneos distintos, con nueve viajes, 16 goles y una breve participación con la Selección Argentina en Eliminatorias. Incluso disputó el Mundial de Clubes con una molestia muscular, demostrando nuevamente su compromiso con Inter Miami y con la MLS.
Su decisión de ausentarse del All-Star no solo responde al desgaste, sino también a los desafíos que se aproximan: el próximo sábado buscará la revancha ante Cincinnati, y luego iniciará su camino en la Leagues Cup frente a Atlas de México.
En lo que va del año, Messi participó en 29 de los 33 partidos oficiales de su equipo. Su compromiso con el club y el fútbol norteamericano es innegable.
