Crisis en el sector yerbatero misionero
Los pequeños productores de yerba mate atraviesan una situación crítica. En exclusivo por la Nueva Nueve, Alejandro Cus, productor de San Vicente, denunció que la desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INIM) derivó en pagos por debajo del costo de producción, poniendo en riesgo la subsistencia de numerosas familias rurales.
“Este gobierno nos eliminó la facultad que tenía el INIM de fijar un precio. Antes regulaba un costo de producción para nosotros, los pequeños productores, y ahora los grandes empresarios se aprovechan comprando la materia prima por debajo del costo”, explicó Cus.
A pesar de una cosecha récord el año pasado, los productores no lograron obtener un pago justo. Según Cus, los molinos y secaderos mantienen la compra de hierba a precios reducidos, quedándose con la mayor parte de la ganancia.
Pagos a largo plazo y familias en riesgo
Además de los bajos precios, los pagos se efectúan a largo plazo, muchas veces mediante cheques sin fondos. “Entregué la hierba el año pasado y recién en junio me dieron el cheque. Nosotros tenemos que pagar tributos, luz, contadores, y estos cheques a largo plazo no nos permiten sostener la producción”, detalló Cus.
El productor aseguró que muchas familias que dependen de parcelas de entre 10 y 50 hectáreas están en riesgo, “estamos totalmente perjudicados porque no tenemos una salida. El gobierno nacional no conoce la situación, y el provincial necesita actuar con urgencia para protegernos” advirtió.
En esta línea, cuestionó la diferencia entre el precio de la yerba en góndola y lo que perciben los productores: “¿Quién se queda con la plata del productor? La yerba en el mercado tiene un precio alto, pero a nosotros nos pagan cada vez menos”.
Falta de diálogo y urgencia por soluciones
Si bien los productores buscan canales de diálogo con los empresarios y el gobierno provincial, las soluciones hasta el momento son limitadas, “nos engañan que van a solucionar para que levantemos el corte y seguimos igual” relató Cus.
La situación genera incertidumbre sobre la próxima campaña, que se iniciará tras el cierre de la cosecha en septiembre, cuando la calidad de la hierba comienza a bajar. “Vamos a tener que reunirnos como productores y sentarnos a charlar con los empresarios, pero el tiempo apremia”, concluyó.