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Santa Fe apuesta al diálogo constructivo con la Nación

En tiempos de polarización, cuando muchas provincias se instalan en un rol de “oposición automática”, el hecho de que autoridades locales planteen la cooperación, la institucionalidad y el trabajo conjunto abre una ventana de oportunidades — y también exige una mirada crítica.

La semana pasada, desde Santa Fe se lanzaron señales que merecen una lectura atenta: más allá de la retórica de confrontación que marcó los últimos tiempos, el discurso oficial provincial parece inclinarse hacia una apuesta por el diálogo con el gobierno nacional. Esa transición no es menor. En tiempos de polarización, cuando muchas provincias se instalan en un rol de “oposición automática”, el hecho de que autoridades locales planteen la cooperación, la institucionalidad y el trabajo conjunto abre una ventana de oportunidades — y también exige una mirada crítica.

Los tres actores que lo expresaron con claridad son Lisandro Enrico, ministro de Obras Públicas de Santa Fe; Cristian Cunha, secretario de Cooperación del gobierno provincial; y Esteban Motta, senador provincial por el frente oficialista. Cada uno aportó diferentes matices: el reclamo, la propuesta y la institucionalización.

Enrico declaró a LT9: “siempre estamos en contacto con Nación. Muchas veces no tenemos respuesta, pero no dejamos de estar en comunicación con todos ellos”, indicó.

Hace apenas dos meses, el funcionario había tenido conceptos duros para con el gobierno nacional: “lo que duele es el desprecio que tiene el Gobierno nacional por el interior”, al referirse al estado de las rutas nacionales y al abandono de obras en la provincia

Pero ese enojo paradójicamente, sirvió de transición hacia una postura diferente: ya no sólo criticar, sino proponer y apostar por un diálogo constructivo que permita un camino de negociación.

Por su parte, Cunha puso el acento en otro registro: “No se trata de ir en contra de nadie, sino de trabajar en favor de las provincias”, dijo en diálogo con LT9. En su carácter de secretario de Cooperación, planteó que Santa Fe no ve a Nación como adversario, sino como interlocutor necesario: la cooperación federal debe materializarse en medidas concretas, no solo en señalizaciones políticas. Asimismo, Cunha advirtió sobre la carga que la “industria del juicio” genera en el sector productivo santafesino y emplazó la necesidad de reformas que requieren articulación nacional-provincial.  

Finalmente, Motta anticipó por LT9 que el bloque legislativo de “Provincias Unidas” tendrá una postura “responsable e institucional” en el Congreso, y pidió diálogo con Nación. Esa expresión marca una disposición formal: no se trata solo de reclamar o confrontar, sino de construir institucionalidad, de usar la representación provincial para obtener resultados más que titulares mediáticos.

¿Por qué este giro importa?

1. La lógica del “vamos a afrontar juntos”

En el pasado reciente, muchas provincias se han encontrado en una dinámica de enfrentamiento con el Ejecutivo nacional: bloqueo, medidas cautelares, juicios. Santa Fe también lo ha vivido. Pero cuando el ministro Enrico sugiere que “están en contacto con los funcionarios nacionales, aún sin respuestas a los reclamos, pero en comunicación permanente”, habla a las claras de la posibilidad de acuerdos concretos y al reconocimiento mutuo de responsabilidades.

2. La necesidad de resultados tangibles

Las declaraciones de Cunha refuerzan esto. No bastan los discursos grandilocuentes. El desarrollo productivo, la obra pública, la estabilidad previsional, el empleo — todas esas áreas requieren un andamiaje federal que funcione. Si la provincia apuesta a que Nación sea un socio, no solo un enemigo, entonces las promesas pueden transformarse en convenios, fondos, obras. Es un cambio de tono con implicancias reales.

3. La representación política como herramienta, no como espectáculo

Motta habla de “institucionalidad”, “responsabilidad”. Aceptar que el Congreso y la política deben usarse para construir, es un mensaje que puede calar hondo en una era en que la crispación prevalece. Si Santa Fe puede consolidar esa postura, el territorio se posiciona como un actor capaz de articular con Nación, más allá de filiaciones políticas.

Los riesgos y los desafíos

Nada de esto será fácil, ni automático. Primero, porque el gobierno nacional también debe estar dispuesto a la reciprocidad. Es decir, si Santa Fe hace el esfuerzo de mostrar apertura, la Nación debe responder con hechos, no solo con cuestiones discursivas. Las declaraciones medidas de funcionarios provinciales dejan entrever una negociación integral por temas profundos (Presupuesto nacional 2026. Reforma Laboral y Reforma Tributaria).

Segundo, la articulación política es lenta y demandante. El mecanismo federal en Argentina suele trabarse en: competencias, recursos, jurisdicciones. Enrico ya puso sobre la mesa la cuestión de asumir rutas nacionales, lo que implica un rediseño profundo del esquema de responsabilidades. Y Cunha advierte que no basta con arreglos, se necesitan reformas. Eso exige tiempo, paciencia, negociación técnica y política.

Tercero, la provincia debe cuidar no caer en la trampa de afirmarse como “buena” frente a una nación “mala”. El desafío está en que el diálogo sea genuino, con autocrítica provincial si corresponde, y sin depender exclusivamente del “consentimiento” de la Nación. Santa Fe debe articular lo que le corresponde, demandar lo que la Nación debe, y gestionar lo que puede.

¿Hacia dónde pueden ir los resultados?

Si este giro se consolida, Santa Fe puede aspirar a logros concretos:

                •             Obras viales y de infraestructura que hoy están estancadas: rutas nacionales puestas en valor, mejor mantenimiento, continuidad de proyectos estratégicos.

                •             Recursos federales que se asignen de manera coordinada, con reglas claras de gobernabilidad compartida.

                •             Mayor previsibilidad normativa para las pymes y el sector productivo, si la provincia articula con Nación las reformas laborales, de ART o previsionales.

                •             Un papel más protagonista de Santa Fe en el mapa nacional: no solo como receptor, sino como generador de políticas que sirven de modelo para otras provincias.

Conclusión

Cuando una provincia como Santa Fe dice “vamos a dialogar”, “vamos a cooperar”, “vamos a institucionalizar”, está haciendo una apuesta que va más allá del marketing político. Es un llamado para que todas las partes —prestadores de servicio, gobiernos provinciales, Nación, sociedad civil— den un paso hacia una lógica de corresponsabilidad.

Las palabras de Enrico, Cunha y Motta no son meros titulares: anuncian una postura. Ahora resta ver si viene la estrategia, el orden político, la claridad técnica y la voluntad concreta. En el contexto argentino, acostumbrado al encontronazo y a la judicialización, ese giro hacia el hacer puede marcar una diferencia.

Mientras tanto, para los santafesinos la pregunta permanece: ¿será este el momento en que Santa Fe se siente a la mesa y decida participar activamente en la construcción federal en lugar de esperar? Si lo hace, y si la Nación lo acompaña, el futuro puede funcionar de otra forma.

Y si no, el riesgo es volver a la rutina del reproche recíproco. Bienvenidos al desafío del diálogo.

Autor

  • Periodista. Director periodístico de LT9. Conductor de Amanecer no es poco, de lunes a viernes de 06:00 a 09:00.

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