En Chile afloran la expectativa y la incertidumbre sobre la sucesión del presidente Gabriel Boric para el próximo período de gobierno 2026 – 2030.
Si el 16 de noviembre, cuando estén habilitados para concurrir a las urnas más de 15 millones de votantes, ninguno de los candidatos consigue superar el 50 por ciento de los votos, la carrera presidencial deberá resolverse en una segunda instancia fijada para el 14 de diciembre, una fecha que a juzgar por las últimas proyecciones, se afirma como definitoria en el proceso electoral.
Mientras tanto, el domingo próximo, también servirá para elegir por la renovación total de las 155 bancas de la Cámara de Diputados, mientras que en el Senado se pondrán en juego 23 de los 50 escaños que lo conforman.
Intriga en la puja por la presidencia
Si bien los porcentajes sobre intención de voto oscilaron en los últimos dos meses, no hubo cambios en las primeras dos ubicaciones, permaneciendo inmodificable en las encuestas el liderazgo de la oficialista Jeannette Jara (Partido Comunista de Chile, coalición Unidad por Chile), seguida de José Antonio Kast (Partido Republicano de Chile, coalición Cambio por Chile).
En las últimas publicaciones de encuestas permitidas antes de la prohibición de su difusión, aparecían en tercer y cuarto lugar; Johannes Kaiser del Partido Nacional Libertario y Evelyn Matthei (Unión Demócrata Independiente, coalición Chile Grande y Unido).
El escenario presenta sólo una certeza: habrá balotaje para determinar la sucesión de Boric, y por fuera de esa perspectiva, aparecen varios interrogantes a dilucidar con los números en mano, a partir del lunes 17, cuando ya se ponga en marcha la campaña final con sólo dos candidaturas rumbo a la segunda vuelta.
El dilema oficialista
Si bien Jeannette Jara ha liderado las encuestas sobre intención de voto, las proyecciones hacia el balotaje, suponen un exigente desafío para la coalición apoyada por el actual mandatario chileno.
Detrás de la postulante, con Kast, Kaiser y Matthei; aparece en tándem la oferta que atrae al elector de la derecha o ultra – derecha, arco que sumando cada performance individual, se encamina a alcanzar el 50 por ciento de los votos de forma agrupada.
La vara es matemática e ideológica, y terminó influyendo en la campaña y en el discurso de Jara, quien hace una semana llegó a declarar que si llega a la presidencia; “lo más probable es que suspenda o renuncie (a su participación en el Partido Comunista chileno). Mi intención es gobernar a la ciudadanía y no a los militantes de un partido, insisten permanentemente en presentarme como la candidata del PC –lo cual no niego, pues milito ahí–, pero hoy día represento a una coalición mucho más amplia”.
La reformulación de la campaña oficialista en busca del electorado moderado mira más hacia fin de año, que hacia el fin de semana.
Y el primer lugar exhibido en las encuestas, no termina de consolidar un pronóstico favorable, especialmente considerando que en temas como inseguridad, economía y caída de imagen del gobierno de Boric, el arco opositor se mueve mucho más cómodo y con más recursos discursivos en este trayecto decisivo.
El suspenso cruza los Andes
En casi dos años de gestión del presidente argentino Javier Milei, la relación interpersonal con su par chileno ha sido helada, aunque ese distanciamiento no haya sido trasladado del todo a la formalidad de la relación entre Estados.
En esta instancia institucional chilena, conviene tener presente que además de compartir la zona fronteriza de miles de kilómetros, ambos países poseen a futuro la misma ventana de oportunidades de proyectos que ofrece la región cordillerana.
En ese sentido, la organización Fundar, acaba de difundir un extenso trabajo de investigación sosteniendo que la cordillera de los Andes “alberga recursos minerales estratégicos para la transición energética global”.
El informe pone en valor el Tratado de Integración y Complementación Minera que posibilita explotar en conjunto los yacimientos, mediante una armonización logística, tributaria y ambiental.
Por eso, desde una mirada hacia los proyectos de desarrollo en común, será vital una revitalización del vínculo bilateral, gane quien gane en la carrera a La Moneda.
Por otro lado, en la dimensión netamente política de la expectativa del gobierno argentino sobre el proceso electoral chileno, se infiere que la administración Milei no espera precisamente el resultado de la primera vuelta, sino el del domingo 14 de diciembre.
A fin de año, el líder libertario argentino sabrá si puede encadenar otro festejo similar al de la asunción de Rodrigo Paz en Bolivia, es decir, una celebración igual de cercana, tanto desde lo geográfico, como desde la afinidad ideológica.
