La derrota frente a Tigre, marcó para el mundo Unión el final abrupto de una etapa que parecía abonada a conseguir objetivos que en solo diez días quedaron sepultados. Es cierto que por todo lo hecho en el torneo de Superliga, donde logró, como hacía mucho tiempo no se daba, puntos que tranquilizan el promedio y clasificó por segunda vez consecutiva a la Copa Sudamericana, mereció conseguir algo, quedarse con al menos uno de los objetivos propuestos (Copas Sudamericana, Argentina o de Superliga).-
Buscar exclusivos responsables de ese final abrupto sería una perogrullada, o bien un acto desconsiderado. Todos tienen su parte de responsabilidad. Los que toman decisiones y los que las ejecutan. Es decir, dirigentes, técnicos y jugadores. Fue notorio que el equipo llegó a las instancias de definiciones con las fuerzas laxas ( la tribuna diría que se quedó sin "combustible") y que le faltó reacción en los momentos adversos. Es indudable que aquello que veíamos como una complicación, me refiero a lo del "equipo corto" en cantidad y calidad de jugadores, se manifestó en esta etapa final y fue uno de los motivos de la caída rojiblanca. Es aquí donde la dirigencia tiene su ingerencia, quizás por no haber provisto al plantel lo que el técnico requería en primera instancia, para el famoso salto de calidad que siempre pregonó Madelón.
Dentro de ese contexto, los jugadores de mayor preponderancia, que fueron puntales en la obtención de los "puntos de la tranquilidad" para el promedio y clasificaron al equipo para la Sudamericana, fallaron en el momento de lograr los objetivos finales. (Ej. Nereo Fernández ante Barracas Central, Yeimar ante Independiente del Valle) y como consecuencia de lo analizado anteriormente, no aparecieron los reemplazos necesarios para potenciar aquello que estaba debilitado.
Y está a la vista que el técnico también tuvo su parte negativa, cambiando lo que había resultado positivo en el primer encuentro frente a Tigre. No tuvo la lectura acertada de lo que se venía en la revancha y el equipo se mostró dubitativo y sin ideas, más allá de comenzar ganando en el mismo comienzo del partido. Pero esta claro que Madelón tiene muchísimas cosas más en el haber que en el debe rojiblanco.
El técnico, inclusive, merece un párrafo aparte, porque sin temor a equivocarme, ha sido el más exitoso de toda la historia tatengue. Discutir hoy a su actuación al frente de los planteles unionistas sería un acto de tremenda injusticia. Pero si vale puntualizar algunos yerros que también cooperaron al final un tanto inesperado que se dio el sábado pasado. Errores de cualquier ser humano.
¿Y ahora qué?...Se pregunta el simpatizante de Unión. Seguramente que lo ocurrido ha calado hondo en el corazón y el espíritu de todos, por lo que no habría que sorprenderse por determinaciones que tomen los protagonistas, desde el técnico y pasando por la totalidad de los jugadores. Conociendo a Madelón, y de acuerdo a sus propias declaraciones luego de los encuentros con Barracas Central y Tigre, hoy estaría en una posición más de alejamiento que de seguir en su puesto. Y algunos jugadores, en baja sintonía, pero en sintonía al fin, expresaron su deseo de emigrar si no hay una reciprocidad económica conveniente como Fragapane, Yeimar, los hermanos Pittón y Acevedo.
Y lo que viene en lo institucional, está ligado directamente al futuro deportivo unionista. Las próximas elecciones marcarán el camino a seguir. Como nunca se había dado en el mundo tatengue, varias listas están preparadas para transitar el trayecto eleccionario. Desde el oficialismo hasta varios grupos opositores, incluidos, disidentes de la actual CD. Es bueno esto?.....Claro que es bueno. Unión necesita de diferentes ideas, luego de muchos años de ideas prácticamente unilaterales.
Pero está claro también que las apetencias de poder deben estar ligadas a las necesidades primarias del club. Sostenimiento del caudal deportivo obtenido para un tránsito tranquilo por la Superliga, y crecimiento en lo que refiere a obras edilicias tan necesarias para la institución de la Avenida López y Planes.
El oficialismo ha logrado estabilizar al club, luego de años de caos económico. Pero es imprescindible seguir creciendo. El aporte de nuevas ideas, incluido el actual presidente Spahn, será fundamental para que el futuro unionista sea próspero. Los socios tienen ahora la última palabra.