El 11 de noviembre de 1951 marcó un antes y un después en la vida política y social de Argentina. Por primera vez, las mujeres no solo pudieron votar, sino también ser elegidas para cargos públicos. Más de 3,5 millones de ciudadanas emitieron su voto, lo que incrementó el padrón electoral en un 80%.
Aquella jornada, cargada de emoción, se convirtió en el punto culminante de una lucha que llevaba más de medio siglo. Durante esos comicios, además, 23 mujeres resultaron electas diputadas y senadoras nacionales, un hecho sin precedentes en la historia del país.

La figura de Eva Perón fue central en ese proceso. A pesar de estar gravemente enferma, votó desde una camilla en el Hospital Policlínico Presidente Perón de Avellaneda, en una escena que se volvió ícono de la política argentina.

Para millones de mujeres, Evita representaba la voz que finalmente las había reconocido como ciudadanas plenas. “La mujer argentina ha superado el período de tutela política. La mujer debe votar”, dijo Eva en uno de sus discursos.
De la sanción a la conquista
Sin embargo, el camino hacia aquel 11 de noviembre comenzó -al menos- cuatro años antes, con la sanción de la Ley 13.010, aprobada el 9 de septiembre de 1947 y promulgada el 23 del mismo mes por el presidente Juan Domingo Perón.
La ley, impulsada por Eva Duarte de Perón, estableció que las mujeres argentinas tendrían los mismos derechos políticos y estarían sujetas a las mismas obligaciones que los varones.
Era mucho más que una norma, significaba el reconocimiento legal y simbólico de las mujeres como ciudadanas.
Eva se convirtió en la figura pública de esa conquista, desde el balcón de la Casa Rosada, frente a una multitud de mujeres trabajadoras pronunció un discurso histórico: “Recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos, y la recibo ante vosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas”.
La conquista de este derecho, fue el resultado de una estrategia política y de movilización inédita. Eva organizó el Partido Peronista Femenino, que reunió a miles de mujeres de todo el país, y creó las Unidades Básicas Femeninas, espacios de participación política y formación cívica. Por primera vez, las mujeres tuvieron un rol activo en la vida partidaria y en la toma de decisiones.
Este hecho significó el nacimiento de la mujer como actora política, el ingreso a la vida pública con sus derechos y obligaciones, y un avance fundamental para la democracia en sí misma.
Las pioneras que abrieron el camino
Aunque Eva Perón fue quien logró convertir la demanda en ley y acción, la lucha por el voto femenino llevaba más de medio siglo.
A fines del siglo XIX y principios del XX, distintas mujeres comenzaron a organizarse en clubes, asociaciones y agrupaciones políticas para reclamar derechos civiles y políticos. Entre ellas, se destacaron figuras pioneras:
Julieta Lanteri, médica y activista, fue la primera mujer en votar en América Latina, en las elecciones municipales de Buenos Aires en 1911, tras lograrlo mediante una acción judicial. También fundó el Partido Feminista Nacional.

Alicia Moreau de Justo, médica y dirigente socialista, impulsó múltiples proyectos de sufragio femenino en el Congreso y fundó el Centro Feminista, donde se discutían temas de educación, trabajo y derechos políticos.
Elvira Rawson de Dellepiane, también médica, fundadora del Consejo Nacional de Mujeres, militó por la igualdad de derechos y la educación femenina.
Sara Justo, Emar Acosta, Angélica Barreda y María Abella de Ramírez aportaron desde distintas provincias al fortalecimiento del movimiento sufragista y la expansión del debate en todo el país.
Entre 1916 y 1930 se presentaron seis proyectos de ley de sufragio femenino en el Congreso, ninguno de los cuales fue debatido. Sin embargo, en 1927, la provincia de San Juan se convirtió en la primera en instituir el voto femenino a nivel local.
La llegada del peronismo permitió articular esas luchas históricas con una decisión política concreta. Eva Perón le dio visibilidad, organización y un respaldo estatal que hicieron posible la sanción de la ley y su puesta en práctica.

Un legado que sigue vigente
A 74 años de aquel 11 de noviembre, el primer voto femenino sigue siendo uno de los hitos más importantes de la democracia argentina.
Abrió el camino para nuevas leyes que ampliaron la representación política, como la Ley de Cupo Femenino (1991) y la Ley de Paridad de Género (2017).
Pese a estos avances la lucha nunca acaba, porque son las bases sociales y los movimientos los que sostienen esas conquistas vivas y en transformación constante.
Ese día de 1951, millones de mujeres dejaron de ser espectadoras de la historia para convertirse en sus protagonistas.





















