Mientras Argentina sólo piensa en Vaca Muerta, Brasil que cerró el último abril con una producción promedio de 3,6 millones de barriles de petróleo por día, marcando un incremento del 13,7 % respecto al mismo mes del año anterior, piensa en una matriz energética diversificada.
Las cifras del título son contundentes, nuestro principal socio comercial del Mercosur: Brasil, nos aventaja por más del doble en el caso de los porcentajes en las mezclas obligatorias de bioetanol con las naftas y del doble exacto en el porcentaje del biodiesel con el diesel de petróleo, porcentajes que hace sólo unas pocas décadas eran menores que en Argentina.
Cómo se puede entender la ventaja notoria que logró la industria verde brasilera con respecto a la argentina?
La pregunta se responde de manera simple, Brasil ha desarrollado un modelo exitoso de biocombustibles tanto en el caso del bioetanol como el del biodiesel, con políticas públicas de largo plazo, sinergia con la industria automotriz, con el agro y un fuerte componente ambiental y social.
Pero también con acuerdos concretos con las petroleras cariocas que se han convertido en productores de biocombustibles, como el caso de Raizen (Shell) que es el mayor productor de bioetanol de caña del mundo desde Brasil.
Su experiencia es considerada modelo de referencia internacional en la transición energética.
Sus decisiones se continúan más allá de los gobiernos de turno con señales claras marcos normativos estables y que tienden siempre al crecimiento, prueba de ello es la reciente Ley de Combustibles para el Futuro que creó un conjunto de acciones encaminadas a la descarbonización y la transición energética, como el Programa Nacional de Gasóleo Verde, el Bioqueroseno de Aviación (ProBioQAV) y los incentivos para la captura y almacenamiento de carbono (CAC).
La política también integra iniciativas como la Política Nacional de Biocombustibles (RenovaBio), el Programa de Movilidad Verde (Mover), el Programa Brasileño de Etiquetado de Vehículos (PBEV) y el Programa de Control de la Contaminación Atmosférica por Vehículos (Proconve).
Además, el programa también establece nuevos porcentajes mínimos y máximos para la mezcla de etanol con naftas y de biodiésel con el gasoil vendido a los consumidores en las gasolineras de todo el país.
Como podemos ver una normativa coordinada, aglutinada y consistente en el tiempo, en contraposición con las legislaciones y reglamentaciones argentinas manoseadas por los gobiernos de turno, sin poder del ente regulador para establecer condiciones mínimas de operatividad a las plantas y un lobby petrolero que “no la ve” como sí la vieron sus colegas brasileros, y que permanentemente boicotea al sector en vez de integrarse.
Cómo ganarle a Brasil no sólo en el fútbol sino también en los biocombustibles?
Como primer medida hay que renovar la ley 27640, ley que ha perdido vigencia ya que mantiene a las plantas con un uso de sólo el 30% de la capacidad productiva instalada.
Las provincias productoras y las Cámaras hicieron su tarea al redactar y presentar en el Congreso Nacional un nuevo marco normativo que intenta contener a todos los actores, dando participación a pymes, plantas integradas y petroleras, el Gobierno Nacional por su parte presentó su proyecto bloqueando el de las Provincias de la Liga Bioenergética.
Entendemos que de la fusión de ambos saldrá la solución política siempre que se logre un aumento de corte similar a Brasil, un sendero de crecimiento de inversiones y posibilidades de desarrollar nuevos combustibles.
Las sector petrolero debe entender que se pueden transformar en actores protagónicos apoyando el proyecto de ley y participando como Raizen en Brasil de la transición energética, YPF ya esta trabajando en una división que llamará YPF BIO a fin de completar su oferta de combustibles.
También se debe promover en las distintas jurisdicciones el uso de biocombustibles, tanto en el transporte público, marítimo, en la logística, maquinarias de uso vial y también en los generadores eléctricos a gasoil.
Asimismo el Gobierno Nacional debe propender a acuerdos de colaboración con entidades no gubernamentales, institutos científicos y con otros países que estimulen la bioeconomía y el desarrollo de nuevos biocombustibles de segunda y tercera generación.
Todos los actores deben lograr establecer como política de Estado una transición energética integrada, sustentable en el tiempo, que logre equilibrios sectoriales priorizando el cuidado del ambiente, con una orientación productiva de las energías renovables que complementen las fuentes tradicionales con una mirada similar a Brasil aprovechando las enormes posibilidades que nos dio la naturaleza.
Ojalá que para el próximo mundial tengamos otra alegría pero no sólo en el fútbol.
