El gobierno de Javier Milei anunció este lunes el fin de las retenciones al agro, y lo que parecía un alivio para los productores terminó convirtiéndose, según denunció el exministro Ricardo Buryaile, en un “negocio redondo” para las exportadoras, que capitalizaron la baja impositiva y dejaron al productor sin beneficios reales.
En diálogo con la Nueva Nueve, Ricardo Buryaile, productor agropecuario y exministro de Agroindustria en la gestión de Mauricio Macri, evidenció lo predecible de la medida a la que describió como “poner a los lobos a cuidar las ovejas”, y dejó a los productores sin los beneficios que les habían prometido.
Buryaile señaló que las exportadoras, al tener un retorno tan alto (superior al 200% anual en dólares), no podían dejar pasar la oportunidad de hacerse con una parte importante del negocio. Aunque los productores vieron un leve incremento en los precios, Buryaile asegura que no hubo un beneficio sustancial para ellos. “El productor no vio un peso”, expresó.
El “negocio redondo” de las exportadoras: ¿Quién se beneficia realmente?
Según Buryaile, lo que sucedió fue un negocio “redondo” para las exportadoras, que recibieron la mayor parte de las ganancias, mientras que el Estado asumió el costo fiscal de la medida. Además, sostuvo que este esquema no favoreció a los productores, quienes en última instancia no lograron capitalizar el beneficio.
El exministro comparó esta situación con el “dólar soja” de la gestión Massa, que también fue una medida coyuntural para beneficiar a las exportadoras, sin que los productores vieran un cambio significativo en sus ingresos.
El condicionamiento externo: ¿Qué papel juega Estados Unidos?
Buryaile también cuestionó las presiones externas sobre las políticas económicas de Argentina. Señaló que el reciente posteo en la X de Scott Benson, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, instando a Argentina a eliminar las “vacaciones impositivas”, pone en evidencia cómo las políticas internas del país están siendo influenciadas por los intereses de grandes potencias como Estados Unidos.
“El mercado de alimentos es competencia directa de Argentina”, afirmó Buryaile, añadiendo que Estados Unidos tiene un interés en frenar la influencia de China en la región y en ganar terreno en mercados clave como el de la soja.
Este contexto pone a Argentina en una situación delicada, donde las decisiones del gobierno de Javier Milei podrían estar más condicionadas por factores externos que por las necesidades del sector agropecuario nacional.
El Desafío del Futuro: ¿Qué necesita realmente el sector agropecuario?
Más allá de las medidas temporarias y las presiones internacionales, Buryaile es enfático al afirmar que Argentina necesita una política agropecuaria de largo plazo. Según él, el país debe caminar hacia un modelo más transparente, donde el mercado funcione con reglas claras y sin la intervención constante del gobierno. Mencionó como ejemplo a países vecinos como Brasil, Uruguay y Paraguay, que han logrado aumentar su producción a pesar de los desafíos.
“Hace 20 años Brasil producía 45 millones de toneladas de soja y Argentina 40 millones. Hoy Brasil produce 250 millones y Argentina apenas 50 millones. Esa es la realidad”, lamentó Buryaile, quien advierte que la falta de competitividad está poniendo en peligro el futuro del campo argentino.
Finalmente, el productor hizo hincapié en la necesidad de garantizar políticas que, independientemente del color político que gobierne, impulsen al sector agropecuario a largo plazo, sin depender de medidas coyunturales que solo generen ganancias para algunos sectores, pero que no resuelvan los problemas estructurales del campo.
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