Hola, queridos lectores de LT9, ¿ cómo están?
Espero que muy bien.
En esta columna quiero compartirles una experiencia personal que me impactó profundamente y que siento la necesidad de contarles.
Esta semana tuve la gratificante oportunidad de conocer Tierra del Fuego, más precisamente su hermosa capital, Ushuaia. Déjenme decirles que es un lugar que todos los argentinos deberíamos visitar al menos una vez en la vida.
Como saben, soy Ingeniera Agrónoma y mi compañero de vida también lo es. Juntos tenemos muchos kilómetros recorridos por rutas argentinas y, entre mate y mate, solemos intercambiar frases como: “mirá qué campazo”, “qué linda zona para producir”, “qué arenoso este suelo” o “qué erosionado están estos lotes”. Pero en este viaje algo fue distinto: hicimos muchos kilómetros hasta encontrar apenas una porción de tierra dedicada a la producción agropecuaria, que por supuesto era ganadera.
Mi cabeza y mi corazón, siempre entregados a la producción de alimentos, se preguntaban: ¿de dónde sacan el tomate para la ensalada, el pollo, la leche, o cualquier alimento que en nuestra zona está a la vuelta de casa?
La respuesta me sorprendió: los alimentos llegan en contenedores, en enormes barcos que abastecen el puerto de esta increíble ciudad.
Para entender mejor, repasemos brevemente las actividades económicas de la isla. Tierra del Fuego produce gas, petróleo y una variada pesca, y además es el polo de la industria electrónica del país: allí se fabrican celulares, televisores, aires acondicionados y otros electrodomésticos que usamos a diario. El turismo es otra fuente central de ingresos, gracias a glaciares, montañas y bosques únicos.
En materia de recursos naturales:
- Hidrocarburos: gas natural y petróleo crudo de gran importancia nacional.
- Pesca: centolla, centollón, róbalo y merluza austral, entre otros.
- Ganadería: sobre todo ovina y bovina en estancias de la isla grande.
- Energías renovables: hay proyectos de eólica e incluso de hidrógeno verde.
Pero cuando hablamos de agricultura, la historia cambia: prácticamente no existe. Apenas algunos galpones de hidroponía producen hortalizas de hoja para el consumo local.
Además, Tierra del Fuego tiene características geográficas únicas:
- Es la provincia más grande del país en superficie, si contamos al “Departamento Antártida e Islas del Atlántico Sur”.
- La cordillera de los Andes aquí corre de Oeste a Este, y no de Norte a Sur como en el resto del país.
- Ushuaia está rodeada de agua y montañas, con inviernos largos y crudos, y veranos ventosos.
Durante el recorrido por la ruta J, pensaba: “¿y si tuvieran galpones de pollos?”. Pero inmediatamente me respondía: no habría dónde producir el maíz para alimentarlos. Trasladar el grano desde el continente los haría los pollos más australes… y los más caros del mundo.
Aun así, encontramos vacas Hereford pastando en praderas cercanas al canal Beagle, lo cual nos hizo sentir un poco “en casa”.
Un dato no menor es el impacto en el bolsillo de los fueguinos: la canasta básica en Ushuaia suele ser entre un 30% y un 50% más cara que en ciudades del centro del país. Esto se debe al costo del transporte marítimo y terrestre, a la logística de frío y a la distancia que deben recorrer los productos. Un litro de leche, una docena de huevos o un kilo de tomates pueden costar hasta el doble que en Santa Fe.
Este simple hecho nos recuerda cuánto valor tiene vivir en una provincia donde los alimentos se producen literalmente al lado de nuestras casas. Allí, en el extremo austral, cada plato de comida es también una muestra de la compleja logística argentina y del esfuerzo por habitar y sostener el punto más austral del continente.
Conversando con lugareños y guías, nos contaron de los esfuerzos por hacer hidroponía y de lo costoso que resulta abastecer a la población. Esta realidad me hizo revalorizar profundamente nuestro lugar en el mundo: acá, en el centro-norte de Santa Fe, si queremos podemos producir de todo. El tomate fresco llega desde el cinturón hortícola de Rosario o Santa Fe, la leche de industrias que procesan la materia prima de tamberos de Esperanza, Sunchales y tantas otras localidades. Todo a pocos kilómetros de nuestras casas.
En Ushuaia, en cambio, cada producto depende de barcos, de logística y de un clima que no perdona. Y sin embargo, su gente vive con una calidez y un patriotismo que conmueve.
No olvidemos que desde Ushuaia al extremo antártico que nos corresponde hay 3.910 km, y hasta La Quiaca, 4.987 km. A pesar de esa distancia, en Ushuaia se siente con fuerza que también es el corazón de la Argentina.
Por eso, mis queridos lectores, los invito a descubrir esta bellísima provincia del sur y, al mismo tiempo, a valorar y cuidar aún más nuestra verde provincia de Santa Fe, que tiene el privilegio de producir alimentos para el país y el mundo.
Los espero el próximo sábado para seguir hablando de la producción del campo argentino.