En 2006 un sorpresivo diagnóstico de cáncer de mama, tras unos chequeos de rutina, cambiaron para siempre la vida de Miriam Cuevas, quien decidió compartirnos su historia para concientizar sobre la importancia de los controles médicos. La mujer además, destacó el acompañamiento familiar y la fe, como pilares fundamentales en su proceso de recuperación.
“Fue por un control de rutina, casualmente hacía una campaña, así que bueno mi esposo me dice anda, anda. Me hice los controles y ahí salió. Me operaron, hice tratamiento”, relató.
La noticia la golpeó, pero el apoyo -tanto familiar como profesional- funcionaron como sostenes para no bajar los brazos: “Nunca el acompañamiento fue de lamentarse, ni nada de eso, sino de apuntalarte porque cuando te nombran la palabra cáncer uno lo relaciona inmediatamente con la muerte”.
En este sentido, la mujer aseguró que actuamente, gracias a los avances en la medicina sumado a la importancia de los controles tempranos “ya no es así”.
En mayo de este año uno de los peores miedos se materializó, el cáncer volvió y Mirian confesó que esta nueva aparición “fue un golpe muy fuerte”. Sin embargo, destacó que esta tolerando “muy bien” las sesiones y quimioterapia y reconoció que la existencia de su nieto de 10 meses la motiva en el proceso, “es mi motor, él me impulsa a seguir adelante”.
Controles médicos y detección temprana
Miriam subrayó la importancia de los controles médicos y la detección temprana: “Son importantísimo los controles, cualquier control es importante porque detectado a tiempo siempre tiene cura. Y más ahora, como ha avanzado la medicina, muchísimo más”.
También compartió cómo la enfermedad cambió su perspectiva, “te cambia todo, porque empezás a priorizar lo que realmente importa. A mí me cambió para bien, disfruto más de las cosas y no le doy tanta bolilla a otras”.
En cuanto al acompañamiento emocional, Miriam destacó el rol de la familia, amigos y la fe, “tengo un grupo de amigos que quedó desde el colegio de mi hija menor, nos conocemos hace más de 18 años, y ellos me han apuntalado desde el día cero. Además, soy muy creyente, me aboqué a mi fe más que nunca” comentó.
Su mensaje final para quienes enfrentan un diagnóstico similar es claro: “No entren en pánico. Busquen otra opinión si no están conformes, busquen acompañamiento, de un marido, una hija, un amigo. No hay que estar solo, hay que estar acompañado. Se puede”.
Además, compartió sus proyecciones a futuro, “sueño ver a mi nieto crecer, acompañarlo a la escuela, verlo en la facultad. Seguir adelante y si puedo ayudar a otras personas que padecen enfermedades como la mía, lo haré sin problema”.
Su testimonio no sólo visibiliza la experiencia de quienes enfrentan esta enfermedad, sino que también refuerza la importancia de la prevención y el acompañamiento en todo el proceso.