Era noviembre de 2017 en Bahía San Blas, un lugar aislado y conocido como la capital nacional del pescador. Miguel, junto a su madre y su esposa, disfrutaba de un día de pesca cuando, de pronto, cuatro figuras de aspecto inusual surgieron del mar. Dos adultos caminaban al frente, seguidos por un niño y una niña, todos con piel muy clara y cabellos amarillos, avanzando sin mochilas ni señales de haber llegado desde tierra firme.
El grupo se desplazó con naturalidad hasta que una camioneta blanca apareció, los recogió y se alejó. Lo imposible se había hecho visible, dejando a la familia atónita.
Años más tarde, durante un programa en vivo, mientras repasaban imágenes de Google Earth, el equipo se dio cuenta de algo inesperado: el objeto sumergido que Miguel había registrado años atrás ya no estaba en su ubicación original y parecía haber reaparecido a 40 km de distancia.
La sorpresa frente a la cámara dejó a todos impactados. Lo que había comenzado como un relato de figuras misteriosas en la playa se amplió con un elemento que desafía explicaciones: un posible OVNI que parecía desplazarse kilómetros lejos de su registro inicial.
“Lo descubrimos mientras revisábamos los mapas en vivo y no podíamos creerlo”, contó Miguel. “No sabemos si es un OVNI o un fenómeno natural, pero cambió totalmente nuestra mirada sobre el lugar”.
Desde entonces, San Blas dejó de ser solo un paraíso para pescadores: se convirtió en escenario de uno de los episodios más enigmáticos del país, con pleyadianos caminando por la playa y un objeto que desafía toda lógica.






















