La caída en la aplicación del calendario obligatorio de vacunas en niñas y niños encendió señales de alarma entre pediatras y equipos de salud de Santa Fe.
La tendencia no responde a un aumento del “antivacunismo” únicamente, sino a un combo de factores que están dejando a la población infantil expuesta a enfermedades graves que habían sido controladas.
Así lo advirtió el médico pediatra Carlos Alico, y remarcó que la situación “amerita un trabajo conjunto” porque las consecuencias pueden ser severas.
Abandono de controles
Alico planteó que Argentina no tiene una alta proporción de grupos antivacunas como ocurre en otros países.
“Nuestra historia demuestra que las vacunas nos salvaron”, señaló en declaraciones a Amanecer no es poco.
Sin embargo, advirtió que hoy se observa un fenómeno diferente: muchos chicos no completan los esquemas, principalmente por “falta de controles” y seguimiento.
“La vacunas no faltan. Lo que disminuyó son los controles con los pediatras”, explicó.
Esa caída genera una brecha peligrosa porque “estamos hablando de enfermedades que pueden provocar la muerte directamente”.
El especialista insistió en que el vínculo periódico con el sistema de salud debe recuperarse de manera urgente.
Riesgos reales: sarampión
La advertencia más fuerte se vincula con enfermedades como el sarampión.
Alico explicó que para proteger a la comunidad se necesita entre “90 y 95% de cobertura”, porque cuando hay niños sin vacunar “los demás también quedan vulnerables”.
Recordó que los esquemas son definidos por Nación y aplicados por cada provincia, y que Santa Fe permite un buen acercamiento territorial, pero la falta de registro y seguimiento termina generando brechas.
En este contexto, alertó sobre una idea central: la salud pública se basa en lo colectivo.
“Lo individual no puede estar por encima de los derechos de todos”, planteó.
Y añadió: “Cuando un chico no está vacunado, se abre una ventana de riesgo para los que sí lo están”.
Trabajo en conjunto
Para Alico, la salida requiere un esfuerzo articulado: “Pediatras, médicos, gobiernos, instituciones y medios de comunicación”, convocó.
Para ello, llamó a trabajar “juntos para devolver confianza y explicar lo esencial: las vacunas salvan vidas”.
La preocupación actual no es teórica, sino preventiva. Si la vacunación sigue cayendo, los brotes volverán.
“Tenemos que cuidarnos y exigir que los otros se cuiden”, resumió.
La advertencia ya está hecha: si no se revierte la tendencia, se abre un escenario que compromete a los más chicos y al futuro sanitario de toda la comunidad.
