El agua no se va en 9 de Julio. Nueve meses después del inicio de las inundaciones que afectaron al noroeste bonaerense, los campos siguen cubiertos y las pérdidas son casi totales.
“Esto ya no es una inundación, es una catástrofe”, lamentó Javier Padrón, productor de molinería de Facundo Quiroga, dentro del distrito 9 de Julio.
Dijo que el 70% del partido está tomado por el agua y que “se pasó de la sequía a la inundación sin que nadie hiciera nada a tiempo”.
Según explicó, el anegamiento se agravó por la acumulación del agua de lluvia y por los canales clandestinos que abrieron algunos productores.
“La ayuda no llega”
Padrón contó que los caminos rurales están destruidos y que los vecinos intentan mantenerlos transitables por su cuenta.
“Los caminos los estamos arreglando nosotros. Compramos piedras, las golpeamos y las echamos a los pozos”, dijo al programa Amanecer no es poco.
Sostuvo que la situación es crítica: hay pozos de dos metros de profundidad, animales perdidos, cosechas arruinadas y familias que solo pueden salir en tractores.
“La ayuda no llega todavía y los impuestos sí: si nos atrasamos, nos intiman. Es como un garrotazo en la nuca”, cuestionó.
También criticó la falta de respuestas tras cumplir con los trámites para acceder a la emergencia agropecuaria.
“Es una ley del embudo: hacés todo lo que te piden, pero no responden”, expresó.
El futuro, complicado
El productor aseguró que no se va a poder trabajar hasta pasado el invierno de 2026, debido a la magnitud del daño.
“Se cosechó con acidez y humedad, y mucho se pudrió”, detalló.
Contó que el agua supera el capó de las camionetas y que hay escuelas cerradas desde principio de año.
“Tan larga la inundación nunca hubo. Siempre hubo soluciones rápidas, pero ahora no”, agregó.
En la zona cayeron entre 800 y 1.000 milímetros, según estimó Padrón, aunque los registros oficiales marcan que en la región ya se acumularon más de 2.000 milímetros en los últimos nueve meses, más del doble del promedio anual histórico.
“El dragado del Salado es la solución”
Padrón reclamó que se retomen las obras de dragado del río Salado y la limpieza de canales y alcantarillas.
“Si los canales hubieran estado limpios, las alcantarillas arregladas y los caminos bien hechos, esto no afectaba tanto”, sostuvo.
Recordó que en 2001 hubo una inundación similar, pero que después fueron años de “abandono sin mantenimiento”.
“Quedan pocos campesinos. Se va perdiendo la ruralidad. En unos años no vas a encontrar gente de campo”, advirtió.
Centro de operaciones nacional
El Gobierno nacional informó que instalará un centro de operaciones en la ciudad de 9 de Julio, donde este sábado viajará Santiago Hardie, director de la Agencia Federal de Emergencias (AFE), para coordinar tareas con los intendentes de 9 de Julio, General Viamonte, Bragado y Carlos Casares.
Desde Vialidad Nacional se enviarán máquinas para limpiar zanjas, alcantarillas y aliviadores, además de camiones y equipos operativos.
El Ministerio de Defensa, a través del Estado Mayor Conjunto, sumará maquinaria vial para movimientos de suelo y la instalación de puentes provisorios.
También se desplegarán fuerzas federales con camiones y personal especializado para asistir a familias aisladas y garantizar la conectividad en las zonas más afectadas.
Una región devastada
El 80% de la red vial rural de la zona está inutilizable. En muchos sectores no se puede ingresar ni siquiera con tractores.
La siembra de trigo apenas alcanzó el 30% de la superficie habitual y un tercio ya se perdió.
Las proyecciones para maíz y soja son igual de desalentadoras: los campos siguen bajo el agua y la maquinaria no puede entrar.
Según Carbap, más de cinco millones de hectáreas quedaron inutilizables.
Entre los distritos más afectados figuran Carlos Casares, Bolívar, 9 de Julio, Hipólito Yrigoyen, Saladillo, Las Flores, Bragado, 25 de Mayo y Roque Pérez.
