A unos 40 kilómetros de San Martín de los Andes, en la provincia de Neuquén, se alza una aldea de la Patagonia en gestación, donde el paisaje, el silencio y el esfuerzo comunitario van construyendo su identidad.
Se trata de Villa Meliquina, un pueblo con poco menos de 500 habitantes que creció con la pandemia del coronavirus, y gracias al avance de la tecnología, pero que te permite “conectar con el encanto del lugar y la naturaleza”.
Según datos oficiales, Villa Meliquina no posee servicios de red convencionales (luz, agua, gas), ni señal de celular. El wifi existe solo en propiedades que lo contrataron y en el espacio de información turística.
Según Paulo Poggi, referente turístico local, la villa “está naciendo”: sin redes de servicios tradicionales, pero con energías renovables, pozos de agua y una cultura de cuidado ambiental que se respira en cada rincón.
“Es un retiro de las grandes ciudades… es volver a esa idiosincrasia de antes donde el tiempo se detiene y todo es más tranquilo”, expresó Poggi.

Cuidado y reciclaje
Un pueblo con el cielo abierto “sin ningún cable” en el aire, donde la luz solar empezó a hacerse paso para poder habitar la región, junto con sistemas eólicos y el gas envasado. El agua, en tanto, se obtiene de arroyos o perforaciones. Y no hay recolección municipal, por lo que cada visitante debe llevarse su basura al irse.
“Hay una cultura del cuidado y del reciclaje que se mantiene y eso hay que respetar”, destacó Poggi en diálogo con Destino País, por LT9. Durante la temporada alta, contó, es un lugar chico “que se llena rápido”, con hospedajes y comercios atendidos por los propios vecinos.
Meliquina significa “cuatro rincones”, y la villa se despliega a orillas del lago que lleva el mismo nombre, con el río homónimo recorriéndola. En sus playas de aguas puras y tranquilas se practica natación, navegación, kayak e incluso kitesurf. Mientras, los caminos internos se recorren en bici, cabalgatas y caminatas entre bosques nativos.
¿Plato especial para disfrutar? “Cordero frente al lago es el plato ideal para el lugar”, dijo Poggi.

Crecimiento a futuro
Para quienes visitan desde Santa Fe y otras provincias argentinas, Villa Meliquina ofrece un refugio distinto: un destino donde desconectarse no es un slogan, sino parte de su esencia. Allí el tiempo se traza en huellas sobre tierra, en paisajes que acompañan el silencio, y en una comunidad que cuida lo que la naturaleza le legó.
El crecimiento del pueblo también está acompañado por gestos institucionales. En 2025, el gobierno de Neuquén licitó la pavimentación de un tramo de 19 kilómetros de la ruta provincial 63, para mejorar el acceso desde la Ruta Nacional 40 hacia Meliquina. La obra forma parte de un plan más ambicioso: convertir la conexión en un “paseo de ocho lagos”, incorporando al lago Meliquina al circuito escénico regional.
