Los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) hallaron en el departamento de Añelo, provincia de Neuquén, los restos fósiles de un nuevo dinosaurio de la familia de los rebaquisáuridos.
La nueva especie, bautizada Astigmasaura genuflexa, se presentó en la revista Cretaceous Research como un cuadrúpedo herbívoro de cuello y cola larga, que medía unos 18 metros de largo y pesaba más de 10 toneladas.
El nombre del género, Astigmasaura (del latín a- + stigma, “sin signos”), hace referencia al lugar del hallazgo, El Orejano, una expresión popular que significa “animal sin signos de identificación, sin dueño”; y nombre de la especie genuflexa (del latín genus, “rodilla”, y flectere, “doblar”) alude a la posición en la que se halló el espécimen: arrodillada, con ambas patas traseras dobladas.
Desde el CONICET detallan que las vértebras de la cola de esta especie tenían prolongaciones óseas muy altas, tanto hacia arriba como hacia los costados. Además, tenía arcos hemales – huesos por debajo de la cola para que protegen el sistema nervioso y circulatorio- muy diversos: alargados y rectos, y en forma de bota y de estrella.
Flavio Bellardini, primer autor del artículo, comenta que es la primera vez que se descubre la parte posterior del esqueleto de dinosaurios rebaquisáuridos, con ambos miembros traseros, la cadera y la mitad anterior de la cola perfectamente preservados, permitiendo así aclarar parte de la anatomía aún poco conocida.
Las tareas de excavación requirieron cinco campañas paleontológicas y más de treinta días de trabajo de campo.
