Miguel Ángel Russo, uno de los entrenadores más respetados y queridos del fútbol argentino, murió este miércoles a los 69 años luego de sufrir un paro cardíaco. El actual técnico de Boca Juniors atravesaba desde hace tiempo una complicada enfermedad que lo había obligado a disminuir su actividad y a mantenerse bajo atención médica constante.
En los últimos días, Russo había sido internado por complicaciones en su estado de salud, pero fue dado de alta para continuar su tratamiento en su domicilio, donde permaneció acompañado por sus familiares y amigos más cercanos hasta el momento de su fallecimiento.
Figura emblemática del fútbol nacional, Russo dejó una huella profunda tanto por su trayectoria como por su calidad humana. Como entrenador, conquistó títulos inolvidables, entre ellos la Copa Libertadores 2007 con Boca, y tuvo pasos exitosos por clubes como Vélez Sarsfield, Rosario Central, Estudiantes de La Plata y Millonarios de Colombia, donde también fue campeón.
Su vínculo con Boca Juniors, el club que lo vio brillar como jugador en los años 80 y luego como técnico en distintas etapas, fue siempre especial. En su última etapa al frente del Xeneize, Russo logró el título de la Superliga 2019/20 y la Copa Diego Maradona, reafirmando su capacidad para liderar equipos competitivos y su profundo conocimiento del fútbol argentino.
Más allá de los resultados, Miguel Ángel Russo será recordado por su serenidad, su elegancia y su ejemplo de fortaleza ante la adversidad. Su legado trasciende los bancos de suplentes: fue maestro, mentor y referente para varias generaciones de jugadores y colegas.
El mundo del fútbol despide hoy a un hombre que vivió su pasión con dignidad y entrega hasta el final.
