Un primer contingente de 200 soldados norteamericanos, provenientes de Estados Unidos y de bases en Medio Oriente, llegó a Israel bajo la coordinación del almirante Brad Cooper, jefe del Comando Central de Estados Unidos. El objetivo de este despliegue es montar un centro de control conjunto e integrar a militares egipcios, cataríes, turcos y posiblemente emiratíes, en una base establecida en Egipto. Esta operación, enmarcada en un acuerdo negociado directamente por Donald Trump, busca garantizar la liberación de rehenes y el repliegue parcial de las fuerzas israelíes de Gaza, con la intención de evitar una nueva escalada en el conflicto.
Las autoridades estadounidenses aclararon que no está previsto que sus tropas ingresen en la Franja; su función será coordinar y facilitar la supervisión del alto al fuego junto a la IDF y los demás actores implicados. Fuentes militares israelíes confirmaron que la fuerza internacional tendrá como base Egipto, desde donde se gestionarán las operaciones de supervisión y enlace con las autoridades israelíes y referentes palestinos.
Por su parte, las fuerzas israelíes comenzaron a replegarse progresivamente hacia líneas de despliegue previamente acordadas, manteniendo el control de aproximadamente el 53% del territorio de Gaza, principalmente en zonas no urbanas y en la franja fronteriza con Egipto. El acuerdo estipula que, en un plazo máximo de 72 horas tras la retirada militar, Hamas debe liberar a los 48 rehenes que mantiene en su poder, comenzando por los 20 que se cree siguen con vida. La Cruz Roja Internacional será la encargada de recibir a los rehenes y trasladarlos a las fuerzas israelíes, que los llevarán a la base militar de Re’im para una primera evaluación médica y psicológica, antes de su reencuentro con familiares en hospitales de Israel.
