Miguel Schiariti, titular de la Cámara de Industria y Comercio de la Carne (CICCRA), explicó a Ámbito que “uno de los objetivos es proteger al trabajador, pero al mismo tiempo mejorar la distribución por cortes, donde los de mayor valor van a las zonas de alto poder adquisitivo y viceversa, por lo tanto los cortes de menor valor podrían bajar de precio. El carnicero no se vería obligado a “regalar” el lomo en un barrio humilde y podría cobrar lo que realmente valen esos cortes en las zonas que sí lo pueden pagar”.
A partir de ahora, ya no será necesario que un carnicero haga la famosa “integración” de la media res para poder vender a precios competitivos según su zona todos los cortes cárnicos. Si bien existe un pedido de casi toda la industria frigorífica para que se pueda mantener la media res si se utiliza un sistema mecánico para bajar pieza en las bocas de expendio, se podría decir que la idea del Gobierno es que de cada frigorífico salgan trozos de carne de no mas de 32 kilos.
Uno de los eslabones más afectados por este cambio en la comercialización es el sector de los matarifes y abastecedores, que son en definitiva quienes distribuyen la carne que llega a nuestros hogares.
Desde CAMYA, la entidad que los agrupa, señalaron a Ámbito que para garantizar la viabilidad de la propuesta será necesario contar con plantas preparadas para el cuarteo, adecuar el transporte con el consecuente incremento de costos que eso requiere y solucionar diversos vacíos reglamentarios vinculados a los controles que podrían derivar en una competencia desigual.
Más allá de las críticas, el nuevo esquema comenzará a regir a partir del mes de noviembre, momento en que por una cuestión estacional, la carne suele aumentar de precio producto de una menor oferta disponible de hacienda.
La medida, que según el Gobierno y algunas cámaras privadas del sector debería impulsar los precios a la baja gracias a una mejor redistribución de los cortes, podría quedar opacada por dos motivos: uno de ellos sería la estacionalidad y el otro la recuperación de precio que sin dudas tendrá la hacienda en los mercados concentradores puesto que en los últimos meses la carne mostró indicadores negativos en un contexto de inflación del 7,4% como ocurrió en el mes de julio.
Según el Rosgan (Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario), “en lo que va del año el precio de la hacienda en pie -medido a través del índice de Novillos del Mercado de Liniers (INML), aumentó apenas 21% en tanto que el precio de la carne vacuna tuvo un incremento inferior al 34%, contra una inflación acumulada de más del 46%, durante los primeros siete meses del año”.
En el análisis que realiza la entidad, se explica que “los precios de la carne vacuna tuvieron alzas leves, del (+1%), en julio de 2022, con respecto a junio, en los puntos de venta que atienden en barrios de nivel socioeconómico alto, no tuvo variaciones en los de nivel socioeconómico medio y cayó levemente (-0,6%) en los de nivel socioeconómico bajo.