Aunque en conferencia de prensa Miguel Ángel Russo intentó mostrarse firme y combativo, en el interior de Boca Predio no lo perciben de la misma manera. El DT atraviesa un momento delicado, tanto en lo deportivo como en lo personal, y tiene por delante semanas que podrían ser determinantes para su continuidad.
El inicio en el Mundial de Clubes había generado expectativa, pero todo se desmoronó rápidamente. La falta de respuestas se repitió partido tras partido, profundizando una sensación de estancamiento. En ese contexto, lo ocurrido en el entretiempo del último encuentro con Miguel Merentiel reflejó el desconcierto del plantel: el delantero, visiblemente molesto por no ingresar, se retiró al vestuario con enojo y terminó rompiendo un vidrio de un portazo.
Durante la conferencia, Russo relativizó el incidente con una frase llamativa: “Fue un tema de papeles”. Sin embargo, la situación interna parece más compleja. El campeón de América en 2007 dejó entrever que el equipo aún no tocó fondo, lo cual genera inquietud: si aún no se ha llegado al límite, podría haber margen para un deterioro mayor.
Boca y su peor racha histórica
El club de La Ribera alcanzó la racha negativa de 11 partidos sin ganar en los 90 minutos. La última alegría data del sábado 19 de abril, cuando le ganó Estudiantes de La Plata en condición de local por 2-0.
En los últimos tres meses de competición (Apertura, Mundial de Clubes, Clausura y Copa Argentina), el “Xeneize” empató seis y perdió cinco encuentros. A esto se le suma distintos técnicos al mando del mismo: Fernando Gago, Mariano Herron y Miguel Ángel Ruso.
En Ezeiza, las señales no son alentadoras. La autoridad que le permitió asumir este nuevo ciclo se fue diluyendo rápidamente. Las decisiones tácticas inconsistentes, los cambios constantes de esquema y la ubicación de jugadores fuera de sus puestos naturales generaron desconcierto. El equipo lleva mucho tiempo sin victorias y Russo, contando el final de su ciclo anterior, acumula quince sin ganar.
Russo es consciente de la situación. Tras la derrota con Huracán, asumió la responsabilidad con declaraciones que evidencian la urgencia del momento: “Soy el responsable”, “tengo que darlo vuelta”, “llegó el momento de cambiar”. El próximo clásico frente a Racing en la Bombonera podría marcar un punto de inflexión. El entrenador lo sabe: ya no hay margen de error.
