Arquitectos de un andamiaje financiero, social y político, como prestamistas mayoristas, poseedores de los códigos de descuento de las cuentas sueldos de empleados públicos en todo el país a partir de una red de mutuales, hasta digitar a la presidenta del INAES, los hermanos insaciables han comprado sin éxito radios, y hasta un periódico en Bariloche.
Nada de esto los conforma, militantes del humanismo, amigos del Papa Francisco, invitados Vip en la Quinta de Olivos en tiempos de pandemia, no renuncian a tejer redes con el poder de turno, han impulsado algunos candidatos en la ciudad de Rosario, también con resultados fallidos.
A pesar de las denuncias, allanamientos e investigaciones por presunto “lavado de activos” siguen el entramado de diversos negocios para sostener detrás de la filantropía el negocio millonario que los llevo a posicionarse como los “magnates de la ciudad de Rosario”.
