En el mapa electoral La Pampa no es, en rigor, un distrito menor. Si bien la onda expansiva del resultado no es comparable a la trascendencia de, por ejemplo un distrito como Córdoba, lo que suceda el domingo se hilvanará necesariamente con los movimientos internos que sacuden tanto al peronismo como a la alianza entre radicales y PRO a nivel nacional.
Gobernada por el PJ desde 1983, el distrito atraviesa un proceso obligado de renovación de figuras dominantes dentro de ese espacio político, merced en gran medida al paso al costado que debió dar el propio Verna ante el avance de una grave enfermedad, y de la autoexclusión de otro exgobernador y referente indiscutido, Rubén Marín, presidente del peronismo provincial. Sin embargo, ambos son responsables de la argamasa que moldeó al diputado nacional Sergio Ziliotto como candidato a gobernador para el próximo domingo.
En la vereda de enfrente, Cambiemos La Pampa pone a prueba las chances de un radical puro, el diputado nacional y dos veces intendente de Colonia Barón, Daniel Kroneberger, quien dejó fuera de carrera en la tórrida PASO de febrero al macrista Carlos “Colo” Mac Allister, refrendando la sórdida puja interna que sacude a la coalición UCR-PRO y que esperan suturar en la Convención del próximo 27 de mayo.
De antemano, y a horas del inicio de la veda electoral que sigue a los múltiples cierres de campaña en uno y otro sector, en el peronismo pampeano aseguran que el triunfo de Ziliotto es un hecho indiscutible frente a una oposición deslucida y atada a la imagen de Mauricio Macri. En esa proyección esperan un triunfo contundente por una diferencia con el rival radical cercana a los treinta puntos.
“El actual modelo, que lleva adelante el gobernador Carlos Verna, está fuerte y consolidado, y en estos cuatro meses que hemos recorrido toda la provincia, vemos al pampeano conforme y a nuestro Gobierno posicionado, por eso estoy convencido de que vamos a ganar y La Pampa seguirá siendo peronista”, dijo Ziliotto, tras compartir un acto de cierre de campaña en General Pico junto a Verna, quien pese a su delicado estado de salud se mostró activo en varios tramos de la agenda. Por el contrario, en los cuarteles de Kroneberger si bien reconocen que el oficialismo local corre con la ventaja de haber podido volcar en el electorado el poder del aparato oficial arraigado desde hace 36 años, creen que es tiempo de un cambio y que allí no se pone en juego la elección entre dos modelos nacionales sino que se plebiscita el plano local.
“El 19 de mayo el desafío es arrebatarle el poder al PJ, cambiar el color político y ganar la provincia, para salir de un modelo aletargado, agotado, sin crecimiento ni futuro para los pampeanos”, se mostró confiado Kroneberger. La otra gran batalla estará concentrada en la capital provincial, Santa Rosa (ver aparte), donde el peronismo pretende arrebatarle al radicalismo la plaza que gobierna desde hace cuatro años, de la mano del camporista Luciano Di Nápoli. Un resultado que, de confirmarse las estimaciones preliminares, podrá leerse también como un triunfo (el primero del año) de Cristina de Kirchner sobre una fuerza ligada a la Casa Rosada.