En tiempos donde cada ingrediente cuenta, el pan duro puede dejar de ser un descarte para transformarse en la base de preparaciones sabrosas y reconfortantes. Con un poco de ingenio, lo que parecía desperdicio puede volver a la mesa en versiones irresistibles.
Budín salado de pan
Remojá el pan duro en leche tibia, agregá huevos, queso rallado, cebolla salteada, jamón o verduras picadas y mezclá bien. Volcá la preparación en una budinera aceitada y horneá hasta que se dore. Sale un budín húmedo y sabroso, perfecto para acompañar una ensalada o como almuerzo rápido. La cantidad depende del pan inicial, para medio kilo de pan uso 1 litro de leche y 3 o 4 huevos-
Tostadas francesas
Cortá el pan en rebanadas, pasalo por una mezcla de huevo batido, leche, azúcar y canela, y dorá en manteca hasta que se forme una costra dorada.
Servilas con miel, dulce o frutas frescas: desayuno de hotel, pero hecho en casa.
Albóndigas más tiernas
En lugar de pan rallado, usá pan duro remojado en leche. Incorporalo a la carne picada con condimentos y formá las albóndigas.
Quedan más suaves, húmedas y con ese toque casero que encanta.
Sopa de pan
Salteá ajo y cebolla en aceite de oliva, agregá cubos de pan duro y sumá caldo caliente. Condimentá con pimentón, sal y un huevo batido al final.
Una receta reconfortante, ideal para los días frescos y con historia española.
- Croutones o chips caseros
Cortá el pan en cubos o láminas finas, rociá con aceite de oliva, sal y especias (ajo en polvo, orégano, pimentón) y horneá hasta que estén dorados y crocantes.
Perfectos para ensaladas, sopas o simplemente para picar.
Tip final: conservar el pan en una bolsa de tela o papel ayuda a que dure más. Cuando se endurezca, no lo tires: es el punto de partida de una nueva receta casera.
Nos encontramos el próximo viernes.
