En la ciudad de Buenos Aires ya funciona una tecnología innovadora con el potencial de mejorar la calidad del aire . Los «árboles líquidos» son una tecnología innovadora que busca combatir la contaminación del aire en las grandes ciudades.
Es una solución biotecnológica completamente nueva que se instala en lugares estratégicos para contribuir a la purificación del aire y a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
¿Y donde se encuentra este primer ejemplar?
En el barrio porteño de Belgrano, más específicamente en la estación de servicio YPF que se encuentra en la avenida Figueroa Alcorta y Juramento.Y este es solo el primero de muchos, ya que se espera instalar más árboles líquidos en otras estaciones de servicio.
El proyecto original, denominado Liquid 3, fue diseñado por la Universidad de Belgrado, en Serbia, y está basado en un concepto de sostenibilidad alternativa para entornos urbanos que poseen un espacio limitado o reducido, o que representan una fuente de contaminación elevada, donde plantar árboles resulta inviable.
¿Cómo funciona?
“Una bomba inyecta continuamente aire del entorno (con altos niveles de CO2) y hace circular el agua para que las algas, mediante la fotosíntesis, absorban el CO2 y liberen oxígeno, al igual que otros organismos fotosintéticos como los árboles”
“Los beneficios de las microalgas son un montón. Tienen la capacidad de dividirse y de crecer cuando están en condiciones apropiadas, y son capaces de fotosintetizar. Es decir, utilizan CO2, lo fijan para generar biomasa y en el proceso de fotosíntesis liberan oxígeno”, detalló María Mar Areco, investigadora del Conicet y docente de la Unsam.
Respecto a la eficacia para “reemplazar” la plantación de árboles en ciudades con altos niveles de contaminación o “falta de espacio”, la especialista señaló que, si bien estos dispositivos funcionan, los beneficios sistémicos que tienen los árboles en cualquier ambiente, y sobre todo en las ciudades, son mayores a la de producir oxígeno y “remediar parcialmente el aire”.
La opinión general sobre los «árboles líquidos» es positiva. Se los considera una alternativa viable para mejorar la calidad del aire en las ciudades. Mientras que un árbol puede tardar años en crecer, esta herramienta se instala en solo unas pocas horas.
También se ha destacado su bajo costo de mantenimiento y su fácil instalación. El sistema no requiere un mantenimiento especial. Basta con retirar cada mes o mes y medio la biomasa creada por la división de las algas, que puede ser utilizada como un excelente fertilizante. A continuación, solo se debe verter agua y minerales, y las algas siguen creciendo indefinidamente.
Sin embargo, algunas pocas personas todavía desconfían de esta innovación. El problema radica principalmente en la preferencia por árboles reales.
