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El 20 de mayo un grupo de obreros demolió una medianera en la vivienda de Avenida Congreso al 3700 dejando al descubierto restos óseos.
El hallazgo llamó la atención desde un principio ya que la casa había sido habitada por Gustavo Cerati entre 2001 y 2003. Sin embargo, el edificio era propiedad de Marina Olmi, hermana del actor Boy Olmi, y anteriormente había funcionado como geriátrico.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) informó que los restos humanos hallados corresponden a Diego, un adolescente de 16 años que estaba desaparecido desde 1984 y fue identificado mediante análisis de ADN.
La autopsia realizada reveló que el cuerpo tenía una lesión a la altura de la cuarta costilla del lado derecho, compatible con una puñalada. También había lesiones posteriores en la rodilla y en los codos, compatibles con un “intento de descuartizamiento incompleto” que habría sido hecho “con un serrucho o algo parecido”.
Los restos aparecieron en una fosa de 1,20 metros de largo y 40 centímetros de ancho, es decir, demasiado playa para una persona de 1,77 de altura, lo que apunta a un apresuramiento por enterrar el cuerpo. Además, se encontraba a solo 60 centímetros de profundidad.
Los investigadores hallaron un reloj marca Casio modelo C90 con calculadora, un corbatín y un llavero junto a 150 fragmentos de huesos. Además, los especialistas estimaron que el cuerpo sería de un adolescente de entre 14 y 19 años.
A partir de estos indicios, un sobrino de Diego sospechó que podría tratarse de su tío. La madre del adolescente desaparecido proporcionó una muestra de ADN que fue comparada con los restos por la EAAF y el resultado fue positivo.
La familia lo buscaba desde el 26 de julio de 1984. El día en que desapareció, Diego volvió de cursar en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°36, almorzó con su mamá y le pidió dinero para ir en colectivo a la casa de un amigo.
El joven salió vestido con su uniforme y nunca aclaró a quién iba a visitar. La última vez que lo vieron con vida fue esa tarde en la esquina de Naón y Monroe, a pocas cuadras de su casa. Cerca de las 20:30, sus padres se preocuparon porque no volvía y se acercaron a la Comisaría 39 a realizar la denuncia, pero no se la tomaron.
Los efectivos argumentaron que el adolescente se habría ido por su propia voluntad y no tardaría en volver.
