— División Noticias LT9
Apenas recibido, en 1978, Miguel Ángel Vadamar, se fue a trabajar como médico pediatra a uno de los hospitales que poseía Ingenio Ledesma en Jujuy, durante la dictadura cívico-militar de Jorge Rafael Videla, hasta el día que fue secuestrado en la Comisaría del Talar por una patota con Falcon verdes y camionetas del propio Ingenio.
Previamente, Vadamar había dejado su Santa Fe natal para estudiar medicina en Córdoba, donde participó de la militancia estudiantil. Allí, una vez recibido, fue contactado con la empresa Ledesma por un brigadier que había conocido. Todo iba bien, hasta que a través de un procedimiento policial descubrieron que había visitado a un amigo en la cárcel de Coronda, motivo suficiente que encontraron las fuerzas de seguridad para secuestrarlo junto a su mujer, detenerlo ilegalmente, y trasladarlo vendado en avión hasta La Plata.
El 16 de mayo de 1979 una escribana de la compañía lo visitó junto a dos militares en la cárcel donde estaba apresado de manera ilegal y lo obligó a firmar su denuncia, que se convirtió en un documento clave para probar la connivencia de los empresarios civiles de Ledesma con la dictadura militar.
En diálogo con LT9, Miguel Ángel describió el rol de Carlos Blaquier -fallecido ayer-, presidente del ingenio por cuatro décadas, y activo miembro de "La noche del apagón" -según señalan las víctimas-, entre el 20 y el 27 de julio de 1976, donde se calcula que fueron secuestradas unas 400 personas, muchos de ellos obreros de la zafra, de los cuales 55 aún permanecen desaparecidas.
"De los tres hospitales que tenía Ledesma, a mi me destinaron al del Talar. Ahí aprendí sobre la explotación, veía como morían chicos y jóvenes, por el bagazo de la caña de azúcar. Fue muy impactante. Muchos no conocemos el feudalismo que existe allí. Yo buscaba lo mejor para ellos y eso me reconfortaba muchísimo. Hasta que llegó lo que llegó. Y conocí también la verdadera complicidad cívica, política, militar y eclesiástica (con la dictadura)", recordó en diálogo con Adrián Brodsky, Leonardo Botta y Celina Pérez.
En este sentido, señalo que tuvo "la oportunidad que me visite el obispo Medina mientras estuve secuestrado. Me obligaba a declarar todo lo que sabía a favor de los militares, lloré como nunca porque fue la primera vez que vi a un hombre entrar con una cruz grandísima, porque no veía a nadie, ni a mi esposa. Pero lo único que hizo este señor me reprendió, me asustó y terminé a los llantos. No podía creerlo".
En cuanto a Carlos Pedro Blaquier, fue procesado por la justicia federal de Jujuy como cómplice primario en 26 casos de privación ilegítima de la libertad en la causa Burgos, por haber facilitado las camionetas para efectuar el traslado de los secuestrados y por 36 secuestros seguidos de asesinato y desaparición durante la Noche del Apagón.
En marzo de 2015, la sala IV de la Cámara Federal le dictó la falta de mérito y hubo que esperar hasta julio de 2021 para que la Corte Suprema de Justicia anulara la decisión del tribunal de segunda instancia. Blaquier falleció procesado y a la espera de un juicio oral por los secuestros y desapariciones ocurridos en 1976 en Jujuy.
"Es muy importante que la juventud de hoy no deje de revisar el balcón de la Memoria para encontrar la Verdad. Lamentablemente, de la Justicia hay mucho por hablar. Porque Blaquier, el fundador de la empresa, murió. Pero hay muchísimos 'Blaquiers' que caminan por nuestras calles fomentando el malestar y un futuro dramático. Se ve esa situación actualmente", aseveró en diálogo con Adrián Brodsky, Leonardo Botta y Celina Pérez.
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